viernes, marzo 30, 2007

LA REINA DE CARTAGO (III).- La reina llega a una playa arenosa.

¿Es cierto que tu madre fue una de las muchachas raptadas? – pregunta mi nuera a Amneris. La anciana está todavía con el bastón en alto, señalando sobre el tapiz tejido por ella misma la escena del rapto. Sobre un mar ondulado, sin peligro aparente, se ve la flota de la reina Dido. En una de sus naves se agrupan muchas figuras con los brazos alzados en dirección al cielo. Un punto negro simula las bocas abiertas, como si estuviesen gritando. La gente que llena la plazuela del granado se ha quedado en silencio.



Todo el mundo en Cartago había oído hablar del robo de las mujeres en la isla de Chipre. ¿Y quién ignora que casos como ese suceden con frecuencia? Sin embargo, Amneris le ha dado un nuevo significado. No se trata de un cuento ni de una fábula: las muchachas están ahí, gritan y tienen miedo; son de carne y hueso; piensan, ríen y sufren como cualquier mujer que hayamos conocido. Esto es lo que a mí me gustaría conseguir al contar la historia de Dido: hacer comprender que fue real. Y dolorosa.

- Sí, mi madre fue una de ellas – responde Amneris – y te aseguro que peleó con todas sus fuerzas. De haber sabido nadar, se habría arrojado al agua. Y a pesar de todo, ella se sentía orgullosa de haber participado en la fundación de esta ciudad. Dido les prometió que sólo las casaría con el hombre que cada una de ellas eligiera, y lo cumplió. Mi madre llegó a ser muy adicta a la reina, ¿verdad Imilce?
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- Es bellísima esta costa – dice la noble Diana a la reina Dido, contemplando el paisaje que se extiende ante ellas. Todas las damas del barco se han agrupado en torno a la reina y entre las más jóvenes hay mucha excitación. Están muy cerca de una punta de tierra que se retrae a ambos lados formando dos bahías. El mar es de color azul intenso y tras él se ve la arena dorada y una franja de verdor.

- Éste es el lugar del que te he hablado, mi reina – dice Igres –. Aunque desde aquí no se aprecia demasiado, es una península, lo que la hace muy interesante para ubicar una ciudad: es fácil de defender por tierra, y tiene dos buenas bahías. La del oeste es muy adecuada para desembarcar.

Dido asiente con la cabeza. Tiene un nudo en la garganta. Han viajado durante tanto tiempo por el mar, que la vista de la tierra la emociona. Y más todavía ésta que podría llegar a ser la suya. ¡Ojala pueda ver cumplido su sueño de fundar una ciudad! De pronto, siente una intensa alegría que la arranca de su quietud. Se vuelve hacia sus acompañantes y comienza a dar órdenes: al timonel Amílcar para que aproxime la nave a tierra; a Acus para que avise al resto de la flota y prepare el desembarco; a sus damas y amigas las insta a preparar sus cosas. Por un instante, su mirada se cruza con la de Barce. La nodriza ha envejecido mucho en estos años de penurias, pero le brillan los ojos y sonríe. En la nave, todo es actividad.

Apenas la quilla toca la arena del fondo, los pasajeros bajan de la nave metiendo los pies en el agua. Su transparencia y frescura arrancan gritos de alegría, insuflan deseos de correr y saltar.

- ¡Imilce…! – grita la anciana Barce a su nieta, quien ha sido una de las primeras en bajar y cae de bruces en el suelo. La niña, con los brazos y las piernas llenos de arena, se tumba boca arriba y se ríe. No ha sido la única en caer. Todos se sienten torpes en tierra firme, acostumbrados al constante movimiento del mar. También la reina extiende sus brazos a los lados para guardar mejor el equilibrio. Mira esa playa, amplia y acogedora, y siente que ha encontrado su hogar.

- ¡Cuidado señora! – grita Ula. Está al lado de la reina y ha visto moverse algo junto a sus pies. Un pequeño montículo de arena se levanta y comienza a andar –. ¡Es un cangrejo!



- Buen presagio – se apresura a declarar la adivina Morgana –. Lo normal hubiera sido que te mordiera con sus pinzas, mi reina, porque lo has molestado. Y, en cambio, ¡míralo caminar playa adentro…!

El grupo se acerca a la arboleda y respira hondo. Es hermoso llenarse los pulmones del olor a pino, a hierbas desconocidas, a tierra. El resto de las naves ha llegado ya a la orilla y todo el mundo está desembarcando. Aunque tienen provisiones, mientras unos varan y descargan las naves, otros organizan una partida de caza, estimulados por el deseo de comer carne fresca.

La hermana de Dido, junto con las demás jóvenes y los animales, corretean por la playa y se llaman a gritos. Hoy no es día de estudio ni de disciplina, sino de disfrutar de un lugar tan hermoso. Luego se internan en la arboleda persiguiéndose unas a otras. Al poco tiempo, las muchachas regresan del bosque seguidas por un extraño, un hombre vestido con túnica corta. Tiene el cabello muy rizado y oscuro y la barba le llega al pecho. No es fácil calcular su edad. Con gran alboroto lo conducen ante la reina.

- Mi nombre es Calibán – responde cuando la reina Dido le pregunta – y sirvo a Yarbas, rey de los libios.

- ¿Y cómo es que estás aquí? No parece haber ninguna ciudad en las proximidades.

- Desde luego que no, señora. A los libios no les gusta vivir tan cerca de la costa. Vivo en una cabaña entre esos árboles. Y lo hago por encargo del rey, para vigilar la llegada de extraños a la playa.

- Vengo con la intención de fundar aquí una ciudad – responde Dido.

- Una empresa difícil, señora reina, porque a Yarbas no le gustan nada los extranjeros. Vete buscando otro sitio.

- ¿Está muy lejos su ciudad? – pregunta Dido, sin prestar atención a la advertencia.

- A dos días de camino, yendo a pie. Sin embargo, has tenido suerte. O lo contrario, aún no lo sé, porque el rey tiene muy mal genio. Yarbas se encuentra con un grupo de amigos cazando cerca de aquí.

- ¿Puedes avisarle? Dile que la reina Dido se sentiría muy honrada si aceptase sentarse a su mesa esta tarde.

- Puedo hacerlo, señora. Aunque sin garantizar el resultado. Podría ser que enviase a sus hombres contra ti. Yarbas es muy celoso de sus posesiones. Aunque quizá ya sea tarde – añade el hombre al oír a sus espaldas el sonido de un cuerno de caza y el relinchar furioso de unos caballos.



*Detalle de pintura mural. Rapto de las Sabinas Museos Capitolinos. Roma
** Detalle de mosaico y *** Detalle de Pintura mural. Comedor de la casa de Livia. Museo Massimo alle Terme. Roma
**** Detalle de relieve. Museo Massimo alle Terme. Roma
***** Detalle de una fuente en la Plaza Nabona. Roma
******Detalle de busto masculino. Museo Massimo alle Terme. Roma
******* Detalle de pintura mural. Farnesina. Museo Massimo alle Terme. Roma

NOTA 1.-Os comunico que me he suscrito al directorio UNIÓN DE BLOGGERS HISPANOS, quienes están haciendo una labor muy meritoria para promocionarnos. Pasad a dar un vistazo.
NOTA 2.- Los lectores que deseen leer la primera parte de la historia, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando, al final del post, en Etiqueta: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.
NOTA 3.-
LA JEFA DE COCINA (SOFONISBA) del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina pede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...
NOTA 4.- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
  • ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
  • ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
  • AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
  • AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
  • AMNERIS, la tejedora, hija del cartógrafo Igres y la guerrera Nismacil. (Paula)
  • ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
  • ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
  • ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
  • ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
  • BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
  • CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios, interesado en la obra de la señora Imilce. (Joaquín)
  • CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
  • CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
  • CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
  • CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
  • CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
  • COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
  • CRISEA, una vestal. (Krisish)
  • CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
  • DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
  • DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
  • DINCER, una bailarina oriental. (Ximena)
  • DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
  • EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
  • EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
  • ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
  • FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
  • GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
  • ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
  • IGRES, Un cartógrafo mestizo, esposo de la guerrera Nismacil y padre de Amneris, la tejedora. (Sergi Bellver)
  • IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
  • ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
  • JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón. (Ontokita)
  • JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
    KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
  • KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
  • MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
  • MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
  • MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
  • NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
  • NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
  • NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
  • NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
  • NISMACIL, guerrera oriental, esposa del cartógrafo Igres y madre de Amneris, la tejedora. (Aurefaire)
  • NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
  • PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
  • PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
  • PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
  • PITONISA de un oráculo. (Badanita)
  • PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
  • SALMA, Esclava oriental. (Gloria de Ojos de miel)
  • SAO, una ninfa. (Irene)
  • SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
  • SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
  • SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
  • SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
  • SOFONISBA, JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
  • TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
  • TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
  • ULA, amiga de Dido. (Ula)
  • UN ARBOL un tanto especial. (Goathemala)
    UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
  • UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
  • UN MALO, malísimo. (El hippie viejo)
  • UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
  • UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
  • VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
  • XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
  • YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
  • ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)


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  • martes, marzo 27, 2007

    LA REINA DE CARTAGO (II).- Una acción poco gloriosa.


    El rítmico batir de las palas de los remos al hundirse en el agua queda por un instante oculto por los gritos de las últimas gaviotas que se aprestan a abandonar la nave. Agitan las alas y emprenden el vuelo de regreso a la costa, cuyos contornos azules se desvanecen en el horizonte. No sopla el viento, pero el avance de la nave agita los cabellos de la reina Dido, acodada en la proa. Observa los colores cambiantes del mar, la extensión infinita y móvil, brillante y desolada a la vez.

    - ¿Crees que seré juzgada con dureza por haber raptado a las mujeres ? – pregunta a Xilón, quien permanece a su lado y atento a sus palabras como siempre. Una de sus naves acaba de abandonar la isla de Chipre, llevándose con engaño a más de veinte muchachas, algunas de ellas esclavas.

    - Nadie se hace esas preguntas, señora. Las necesitabas y te las han negado. Otros muchos se las llevan haciendo uso de la fuerza bruta sin haber tratado siquiera de negociar.

    - ¿Es esa tu opinión, Crisea? – pregunta la reina a una joven vestida con túnica blanca y tocada con un velo. Es una virgen vestal, y ha accedido a acompañar a los fenicios para ocuparse del culto de la diosa Juno, a quien Dido encomendó la protección de la ciudad que se propone fundar.

    - No apruebo ninguna clase de violencia contra las mujeres, mi reina. Y es violencia arrancarlas de sus familias, aunque para ello hayas empleado el engaño y no la fuerza. Este acto, por más que lo justifiques en la necesidad, no redundará en tu gloria.

    Dido vuelve a mirar el mar. A su lado navegan las otras siete naves que restan de su flota. Fueron veinte las que huyeron de Tiro con ella, pero de esto hace ya más de tres años y las desgracias, las tormentas y el cansancio las han reducido a menos de la mitad. Mujeres y niños han sucumbido a los partos y al escorbuto, a la escasez de alimentos y de agua. Le ha disgustado raptar a las muchachas. Y, sin embargo, debía hacerlo. Una ciudad precisa contar con mujeres capaces de dar hijos y asegurar con ello su defensa y su continuidad.

    - Dotaré con veinte monedas de oro a las doncellas o viudas que se casen con mis hombres. Quedarán directamente bajo mi protección y les procuraré nuevos maridos o un techo si los pierden – había anunciado la reina en todos los puertos de la isla de Chipre donde su flota se había detenido. A excepción de algunas personas, como la sacerdotisa Crisea o el comerciante griego Palemón, quienes se habían sumado de buen grado a su empresa, nadie le dio una respuesta favorable. Las familias se negaban a casar a sus hijas con los fenicios de Dido.

    - Ni siquiera tienes una ciudad a donde ir, noble señora – le habían respondido también los próceres de Cnido, el último puerto donde recalaron, cuando ella solicitó la celebración de bodas. Eran gente sin patria, vagabundos. ¿Quién desea ver a sus hijas expuestas a un riesgo semejante?
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    - Traigo buenas noticias – había anunciado Dincer la tarde anterior a sus compañeras. Formaban parte de un pequeño grupo que se ganaba la vida viajando de ciudad en ciudad para actuar en las celebraciones públicas. Los hombres se encargaban de las representaciones de teatro y el mimo, y ellas de la danza, el canto y el tañido de algunos instrumentos. Hace unos meses se les había unido Nismacil, una muchacha bastante misteriosa y muy diestra en el uso del arco y los cuchillos, cuya exhibición solía atraer a muchos curiosos.


    - ¿No habéis oído nada? – repitió – . Los fenicios se marchan mañana y, al parecer, quieren aligerar el equipaje. ¡Y ya sabéis cómo son…!: para no pagar a la ciudad ninguna tasa por ejercer el comercio, han decidido anclar una de sus naves fuera del puerto, en la bahía de poniente, y mañana al alba pondrán a la venta sus mercancías.

    - Yo no me fiaría demasiado de ellos – apuntó Nismacil –. En realidad, ya no confío en nadie.

    - ¿Ni siquiera si te venden púrpura de Tiro a precio de saldo? – intervino riéndose Dadá, una muchacha de cabellos larguísimos y gestos sinuosos.

    - No sé si habéis probado alguna vez sus perfumes. Son maravillosos – aseguró Dincer –. ¡Y vuelven locos a los hombres! Desde luego, yo pienso ir.
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    Esta mañana, apenas han asomado los primeros rayos de luz, Dincer y sus compañeras se han dirigido a pie a la bahía de poniente. Llevan sus pequeñas bolsas de dinero y están de buen humor. No siempre se tiene la oportunidad de adquirir cosas bellas por poco precio. No son las únicas. Varios grupos de muchachas acompañadas por sus esclavas se han puesto en camino también. Algunas empiezan a cantar y con sus voces marcan el ritmo y hacen más amena la caminata. La bahía no está lejos.

    - ¡Ánimo, señoras! – gritan algunos jóvenes desde la cubierta de la nave – ¡ Las primeras se llevarán lo mejor!¡Tenemos collares de oro y plata con cuentas de marfil! ¡Púrpura de Tiro! ¡Vamos, vamos! Subid y vedlo vosotras mismas. ¡Alegrad el olfato a vuestros maridos o vuestros prometidos con perfume de gálbano y almendras amargas!

    Ellas corren y suben riéndose por la pasarela de madera, cogiéndose a las manos que los hombres les ofrecen desde arriba para ayudarlas. En la cubierta las mercaderías están extendidas en el suelo y han tendido toldos para protegerlas del sol. Hay muchas piezas de tela, algunas tejidas entremezclando un hilo de oro que arranca gritos de admiración; cinturones de cuero fino, sandalias y pomos de vidrio de mil colores conteniendo perfumes.

    En poco tiempo la cubierta está llena de muchachas y alborozo. Todas quieren elegir, probarse el calzado, echarse sobre los hombros las telas para que otras les digan cómo les sienta al color de su piel. Insisten en conocer los precios.

    - ¿Qué te parece este cinturón? – pregunta Nismacil a Dincer, enseñándole el que lleva puesto, de cuero oscuro adornado con pequeñas cuentas de lapislázuli.


    En ese momento, la nave se zarandea y la obliga a separar las piernas para no caerse. Otras muchachas dan un traspiés y pierden el equilibrio. La nave se está moviendo. Dincer mira hacia la orilla y ve que se han separado de ella. Grita y otras voces la secundan. De pronto, la fiesta se ha convertido en trampa, la alegría en miedo. Y al pánico y los gritos les sigue la absoluta oscuridad: de un golpe, los hombres quitan los postes que sujetaban los toldos, y éstos caen sobre las mujeres, atrapándolas. Allí abajo todo es confusión. Caídas en el suelo, con los cuerpos enredados en las telas y los toldos, en medio del nerviosismo, las lágrimas y la oscuridad, las muchachas tratan sin éxito de huir, aturdidas y torpes como pájaros enjaulados.

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    - No te mortifiques, mi niña – dice la nodriza Barce poniendo una de sus manos sobre las de la reina, que aún se apoya en la proa –. ¿Cuántas decisiones horribles has tomado antes? ¿Fue más fácil, acaso, abandonar Tiro y lanzarte a la aventura?

    - ¿Es cierto lo que dice Igres, que vamos ya hacia las costas de África? – interrumpe muy excitada Anna, la hermana menor de la reina - ¿Significa eso que pronto tendremos nuestra ciudad?

    - Eso espero – responde Dido y su rostro se distiende con una sonrisa.

    La reina ha decidido seguir el consejo del cartógrafo Igres y buscar su nuevo hogar lejos del alcance de Tiro, su ciudad natal. Hubo de huir de ella por la traición de su hermano, quien ahora la gobierna como rey, y no desea cruzarse en su camino.

    - ¡Iremos a lugares que nadie conoce! – insiste Anna reflejando la emoción en sus ojos – A tierras misteriosas, llenas de monstruos y peligros, aguas revueltas…

    - El mar es traicionero en todas partes: no olvides que es el reino de Neptuno, un dios de humor antojadizo.

    Sin embargo, hace más de tres años, la madre Juno, reina de las diosas, aceptó los sacrificios ofrecidos por Dido para que protegiera la ciudad que pensaba fundar, y está dispuesta a hacerlo. Desde una nube observa la flota de Dido navegando hacia el mar abierto y manda a la mensajera Iris con un recado para Eolo: el dios de los vientos debe hinchar las velas de las naves de la reina con suavidad y constancia, siempre en la dirección correcta.




    *Detalle de Venus. Museo Massimo alle Terme. Roma
    ** Detalle de amazona. Museo Massimo alle Terme. Roma
    ***Nubes en Roma.
    **** Detalle de relieve. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
    ***** Detalle de frascos de vidrio. Museo Massimo alle Terme. Roma
    ******Detalle de relieve. Museo Termas de Diocleciano. Roma
    *******Hojas de Acanto.
    ******** Escultura femenina. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
    *********Detalle de mapa. Museo Massimo alle Terme. Roma.
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    NOTA 1.- Los lectores que deseen leer la primera parte de la historia, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando, al final del post, en Etiqueta: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.
    NOTA 2.-
    LA JEFA DE COCINA (SOFONISBA) del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina pede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...
    NOTA 3.- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
  • ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
  • ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
  • AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
  • AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
  • AMNERIS, la tejedora, hija del cartógrafo Igres y la guerrera Nismacil. (Paula)
  • ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
  • ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
  • ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
  • ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
  • BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
  • CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios, interesado en la obra de la señora Imilce. (Joaquín)
  • CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
  • CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
  • CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
  • CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
  • CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
  • COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
  • CRISEA, una vestal. (Krisish)
  • CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
  • DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
  • DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
  • DINCER, una bailarina oriental. (Ximena)
  • DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
  • EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
  • EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
  • ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
  • FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
  • GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
  • ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
  • IGRES, Un cartógrafo mestizo, esposo de la guerrera Nismacil y padre de Amneris, la tejedora. (Sergi Bellver)
  • IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
  • ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
  • JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón. (Ontokita)
  • JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
    KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
  • KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
  • MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
  • MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
  • MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
  • NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
  • NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
  • NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
  • NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
  • NISMACIL, guerrera oriental, esposa del cartógrafo Igres y madre de Amneris, la tejedora. (Aurefaire)
  • NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
  • PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
  • PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
  • PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
  • PITONISA de un oráculo. (Badanita)
  • PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
  • SALMA, Esclava oriental. (Gloria de Ojos de miel)
  • SAO, una ninfa. (Irene)
  • SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
  • SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
  • SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
  • SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
  • SOFONISBA, JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
  • TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
  • TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
  • ULA, amiga de Dido. (Ula)
  • UN ARBOL un tanto especial. (Goathemala)
    UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
  • UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
  • UN MALO, malísimo. (El hippie viejo)
  • UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
  • UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
  • VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
  • XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
  • YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
  • ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)
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  • sábado, marzo 24, 2007

    LA REINA DE CARTAGO (I).- La memoria común.

    - Me gustaría ser un águila. Cierro los ojos y me imagino cómo debe verse la tierra a mis pies. Veo los montes llenos de matorrales, las tierras de cultivo, un rebaño con las ovejas redondas como bolas de lana. Veo la tierra extenderse por el sur hasta el horizonte y veo el mar, tan inmenso que no me atrevo a sobrevolarlo. Y Cartago acurrucada cerca de la playa, a donde las olas blancas llegan sin ruido. Veo delgada como una línea la muralla, el tejado del templo de Juno, el palacio de la reina Dido. Y nos veo a nosotros, dos puntos negros dentro del recuadro del patio…

    - Tienes mucha imaginación, señora Imilce – dice mi escribiente Karo con la soltura acostumbrada – Me parece imposible que se nos vea desde tanta altura. Y, además, nos tapan las hojas de la higuera.

    - A los ojos de un águila no se les escapa nada… ni siquiera el cogote de un muchachito descarado como tú – le respondo dándole un pequeño cachete. Aunque tiene razón. Estos últimos días fantaseo bastante. Es por la primavera, creo yo. Está a punto llegar. Todos los años me ocurre lo mismo, me rebulle la sangre por dentro como cuando era una adolescente.

    - Yo sé lo que te pasa – añade –. Te imaginas lo del águila porque estás melancólica. Tienes ganas de avanzar con tu historia de la reina Dido y, al mismo tiempo, te da pena acabar.

    - Te crees muy listo. Piensas que por ser mi escribiente lo sabes todo. ¡Tiene que llover mucho antes de que puedas meterte en el pellejo de esta vieja …! Anda, ve a llamar a mi nuera y vámonos. Es hora de ir a la plaza – le digo mientras hago un esfuerzo para levantarme del asiento. Karo se echa reir y me ayuda cogiéndome del brazo. Me contagia la risa. Cuando anuncié que pensaba escribir la historia de la reina Dido mi nuera lo tomó como una ofensa personal. Le parecía una extravagancia, un capricho de vieja y hasta creo que se avergonzaba de mí. No dejaba de hostigarme y poner mala cara. Le molestó incluso que tomara como ayudante a Karo, a quien he llegado a querer mucho. Y ahora, ella no se pierde ni una de las reuniones de la plaza.

    ¡Qué cambio! Al concebir este proyecto, pensaba hacerlo sola. Creí que bastaba con mi voluntad y con los recuerdos de mi abuela Barce, una de las personas que estuvo más cerca de la reina y la conocía bien. Barce había sido la nodriza del noble Siqueo, con quien la reina Dido se casó. Y desde el mismo día de la boda se incorporó al palacio y comenzó a servirla igual que si la hubiera amamantado a ella también. Barce era como la sombra de Dido: juntas descubrieron el asesinato de Siqueo; fue testigo de la decisión de la reina de abandonar el trono de Tiro para evitar que estallase una guerra civil; huyó con ella y muchos fenicios, errando por el mar durante varios años hasta fundar Cartago; vio llegar las naves de los troyanos a estas playas y el socorro que se les brindó; se dio cuenta del peligro que entrañaba Eneas para Dido y la avisó. Pese a todo, no pudo impedir la muerte de la reina.

    Aún contando con la fuerza de esos recuerdos, un día, mientras pensaba en ellos y amasaba el pan, sentí que me faltaba algo. Otros puntos de vista. Entonces llegó Trailo, un poeta troyano que iba tras los pasos de su madre reconstruyendo su viaje desde Troya hasta las costas del Lacio. Y se me ocurrió pedirle que me hablase de Eneas y sus acompañantes. Hasta ese momento estaba convencida de ser la única capaz de recordar la historia de la reina Dido, pero el troyano me hizo dudar. Pregunté a amigos y conocidos y descubrí mi error. Me propuse unir a varias personas en torno a este proyecto y creo haber acertado. Me siento muy feliz ahora, al darme cuenta de que los habitantes de Cartago e incluso muchas personas extranjeras, compartimos una memoria común y podemos mutuamente enriquecerla.

    El cordelero Kostas, por ejemplo. Él y yo somos los únicos supervivientes de la expedición de la reina Dido que concluyó con la fundación de Cartago. Sus recuerdos me han sido muy útiles para reconstruir el periplo marítimo y la vida cotidiana en la nave de la reina, porque yo era demasiado pequeña y, salvo algunos detalles, lo único que recuerdo son mis juegos con Mook, el perro de la reina y el gato de Anna, el viejo Sirio. En cuanto el mar se agitaba, los dos se lanzaban al fondo de la bodega y se entregaban como locos a perseguir a las ratas. Cada uno depositaba sus presas a los pies de su ama, en una especie de competición. También recuerdo a Claudio Apollioni, el pedagogo que se nos unió en la isla de Rodas, y a quien le debo mucho. Sin sus enseñanzas, jamás hubiera podido componer esta historia.

    - ¡Imilce …! – me llama a gritos mi nuera desde la plaza, haciendo señas para darme prisa. Una tontería, porque no puedo andar a más velocidad, ni me conviene.

    Este invierno, por las tardes, nos reunimos en la plazuela del granado. Apenas es un ensanchamiento junto al costado derecho del templo de la diosa Juno, pero resulta muy soleada y protegida de los vientos. Tiene también otra ventaja: al estar en el centro de Cartago, a mis amigos e informantes les resulta más cómodo acercarse para charlar conmigo. Cada día viene más gente.



    Al ver a mi nuera, Karo echa a correr, desaparece en la plaza y al momento vuelve a asomarse moviendo los brazos como un molinillo. Seguramente habrá visto ya a Amneris, la tejedora, quien nos había prometido una sorpresa para esta tarde. Es una mujer muy interesante… La plaza está más llena de público que de costumbre. Veo a Jacinta, la ceramista y al cordelero Kostas. También está Parepidemos Samosatense, el peregrino más raro que he conocido en mi vida. Y Caius Pertinax, un comerciante que me ha hecho varias ofertas por mi historia. Dice que la quiere difundir, y está dispuesto a pagar a varios escribientes para copiarla y llevársela al Lacio e incluso a Grecia. No le he dicho que no, ni que sí. Prefiero terminarla antes.


    Jacinta viene a mi encuentro y me conduce hasta un banco que han puesto para los vejestorios. Kostas ya está sentado y Amneris también y todos los demás han formado un corro. Los esclavos de Amneris han colocado enfrente del granado dos postes altos rematados por horquillas y han apoyado en ellos un palo a modo de travesaño en el que parece haber algo enrollado. Apenas me siento, Amneris hace una señal, y sus hombres comienzan a desenrollar el bulto. Y cuando ya está colgando como una gran cortina de la altura de una persona y la anchura de dos jóvenes con los brazos en cruz, ordena que retiren el paño que lo cubre. Se nos corta la respiración. Y luego estallan gritos admirados.


    Jamás he visto nada igual. En la parte superior, ocupando toda la anchura, hay un gran dibujo del mar y de la costa, como visto desde el aire por el águila que yo me imaginaba. La tierra es arenosa, con muchos entrantes y salientes. Uno de ellos penetra en el mar y luego se retrae formando dos grandes bahías. Más lejos, entre las olas, asoman rocas rodeadas de remolinos blancos y serpientes marinas. Hay monstruos con bocas horrorosas y tritones que llevan sobre sus espaldas a doncellas.

    - ¿De dónde has sacado los dibujos para un tapiz tan hermoso, Amneris? – le pregunto cogiéndole el brazo.

    - Lo he copiado de los documentos cartográficos de Igres, mi querido padre – me responde Amneris, orgullosa –. Es un plano de nuestra costa. Esa península que sale ¿la ves? es donde estamos ahora. Puedes estar segura de que es exactamente así: no ha habido un cartógrafo más competente. Él trajo a la reina aquí.

    - ¿Y los demás dibujos? – le pregunto, porque el resto del tapiz está divido en seis cuadros, cada uno con una escena distinta.

    - Los he inventado yo, a partir de los recuerdos de mis padres. Ven, te los explicaré.

    La gente trata de acercarse lo más posible al tapiz. Karo tiene la ocurrencia de entregarle un bastón, y ella lo agradece con una sonrisa. Así podrá señalar y, al mismo tiempo, dejar que todo el mundo lo vea.

    - Estas son las naves de la reina alejándose de la isla de Chipre, donde se detuvieron por última vez antes de llegar aquí. ¿Veis cómo en la cubierta hay gente con los brazos alzados? Son las doncellas que fueron raptadas. Entre ellas estaba mi madre, Nismacil, y la abuela de Jacinta, que era bailarina y se llamaba Dincer. Es un episodio poco glorioso, pero es necesario recordarlo.

    - ¿Sabes lo que creo, Amneris? – la interrumpo. He aprendido que es mejor decir las cosas en el mismo momento en que me vienen a la cabeza, porque luego se me olvidan. – La reina hizo mal al detenerse en Chipre. Allí, en la ciudad de Cnido, tiene su hogar la diosa Venus. Y con el asunto del rapto de las mujeres y las protestas a que daría lugar, se fijó en ella.

    - Puede ser, Imilce. Aunque te aseguro que ni mi madre ni la mayoría de las raptadas le guardaron rencor a la reina.

    - Lo sé, querida amiga. El destino de la reina estuvo en manos de los dioses. O de las diosas, quienes se valieron de ella para disputarse a un hombre. He sostenido hasta ahora que la traicionó la diosa Juno. Pero quizá no hubiera podido hacerlo sin el acuerdo de Venus. Sí, esas dos diosas destrozaron a Dido. Nuestra reina fue como un cordero en el altar del sacrificio.




    *Detalle de un águila. Museo Termas de Diocleciano. Roma.
    ** Busto femenino. Museos Capitolinos. Roma.
    *** y ****Detalle de mosaico y Perro. Museos Vaticanos. Roma.
    ***** Detalle de relieve. Museos Capitolinos. Roma.
    ******Banco público. Ostia.
    *******Detalle de mosaico. Museo Massimo alle Terme. Roma.
    ********Figura femenina. Museos Capitolinos. Roma
    *********Tíber. Roma.


    NOTA 1.- Con este post se inicia la segunda parte de la historia de la reina Dido y el troyano Eneas.

    NOTA 2.- Los lectores que deseen leer la primera parte de la historia, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando, al final del post, en Etiqueta: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.

    NOTA 3.-  LA JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina pede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...

    NOTA 4.- Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.

  • ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
  • ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
  • AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
  • AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
  • AMNERIS, la tejedora, hija del cartógrafo Igres y la guerrera Nismacil. (Paula)
  • ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
  • ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
  • ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
  • ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
  • BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
  • CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios, interesado en la obra de la señora Imilce. (Joaquín)
  • CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
  • CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
  • CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
  • CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
  • CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
  • COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
  • CRISEA, una vestal. (Krisish)
  • CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
  • DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
  • DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
  • DINCER, una bailarina oriental. (Ximena)
  • DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
  • EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
  • EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
  • ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
  • FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
  • GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
  • ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
  • IGRES, Un cartógrafo mestizo, esposo de la guerrera Nismacil y padre de Amneris, la tejedora. (Sergi Bellver)
  • IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
  • ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
  • JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón. (Ontokita)
  • JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
  • JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
    KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
  • KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
  • MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
  • MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
  • MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
  • NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
  • NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
  • NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
  • NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
  • NISMACIL, guerrera oriental, esposa del cartógrafo Igres y madre de Amneris, la tejedora. (Aurefaire)
  • NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
  • PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
  • PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
  • PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
  • PITONISA de un oráculo. (Badanita)
  • PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
  • SALMA, Esclava oriental. (Gloria de Ojos de miel)
  • SAO, una ninfa. (Irene)
  • SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
  • SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
  • SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
  • SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
  • TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
  • TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
  • ULA, amiga de Dido. (Ula)
  • UN ARBOL un tanto especial. (Goathemala)
    UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
  • UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
  • UN MALO, malísimo. (El hippie viejo)
  • UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
  • UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
  • VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
  • XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
  • YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
  • ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)


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  • lunes, marzo 19, 2007

    DIDO Y ENEAS (y XX. Fin de la primera parte).- Cambio de rumbo.

    Anna ha pedido ayuda al sacerdote para memorizar la respuesta de la Pitonisa. Está desconcertada. Pensaba que sería más sencilla. Esperaba oír: La reina Dido fundará una ciudad; el destino de la ciudad será glorioso y también el de la reina y el tuyo. Deseaba salir de la cueva con una gran sonrisa y bajar el sendero dando saltos, llegar al puerto donde sus compañeros se afanan cargando las provisiones en las naves y gritarles: “¡Apolo ha dicho que pronto tendremos una ciudad propia!”. Ahora comprende la advertencia de Morgana: un oráculo no es un juego.

    La luz la deslumbra al salir de la cueva. Se pone la mano como visera para protegerse del resplandor del globo, rojo como una bola de fuego, que se dirige hacia el ocaso. Pronto la rodean sus acompañantes y le hacen mil preguntas, pero Anna declina repetirles el mensaje de Apolo. La reina debe ser la primera en conocerlo. El descenso es menos alegre que la subida, e incluso la ausencia de los tiernos balidos del cordero, sacrificado en el altar del dios, hace sentir a Anna cierto vacío. Bajan en silencio. La tarde oscurece el azul del mar y borra todos sus caminos, salvo el que marca el dedo ensangrentado del sol.

    - ¡Ya ha llegado el cartógrafo! – grita Gabriel, el vigía de la nave de la reina Dido, haciendo escandalosos gestos al grupo de Anna para que se apresure.

    La melancolía y pesadumbre que se estaba apoderando de sus ánimos desaparece en un instante, como por ensalmo. Vuelven a estallar las risas, avivan la marcha y cuando ascienden por la pasarela de madera de la nave, ya han olvidado el oráculo.
    ----
    ----
    - Agradezco mucho vuestra gestión, nobles señores – está diciendo la reina Dido a dos senadores rodios, quienes han acompañado al cartógrafo Igres para presentárselo. Están todos en cubierta, sentados bajo el toldo, en un ambiente de cordialidad. Las mesas tienen varios platillos donde quedan algunas exquisiteces, delatando que la reunión ha empezado hace algún tiempo. Ana y las demás muchachas permanecen fuera de ese círculo y se apartan un poco para que Sérvulo, el copero de la reina, pueda servir vino en las copas de los invitados. En los rostros sonrientes se adivina mutua satisfacción.

    - Es una gran gentileza por vuestra parte permitir a Igres acompañarnos, senadores. Procuraremos que su ausencia no sea larga – dice la reina con una sonrisa que le ilumina los ojos –. Estamos deseando partir. Sólo falta que nos vendáis los cereales, tal como acordamos. Es un alimento primordial.



    Los senadores rodios se miran las manos. En los últimos días el Senado de Rodas se ha reunido varias veces para tratar de resolver un conflicto político: castigar a ciudadanos atenienses por atentar contra el orden público los indispondría con el gobierno de Atenas, y no castigarlos significaría tolerar la anarquía en su propia ciudad. Y han concluido que lo mejor es intentar quitarse el problema de encima, tratando de convencer a la reina Dido para que se lleve consigo a los atenienses.

    Y como la propia reina acaba de sacar a colación el tema, ha llegado el momento de abordarlo. El senador más anciano, quien ya fue su interlocutor en el primer encuentro, toma la palabra y recuerda a Dido el alboroto que ella misma presenció a su llegada a Rodas. Poniendo como pretexto el precio de los cereales, el filósofo ateniense Filón había soliviantado a los jóvenes rodios quienes, a su vez, habían destrozado el mercado. La multitud estaba furiosa contra él y, por extensión, intentó agredir también a su hermano Xilón. El malestar popular no se ha calmado del todo.

    - ¿Significan tus palabras que pensáis vendernos los cereales por encima de su valor? – interviene el noble Acus –. No somos responsables de esos tumultos ni ha estado en nuestras manos sofocarlos. Es más, os hemos ayudado corriendo nosotros el riesgo de que ese ateniense, sea filósofo como dices, o alborotador, o loco, agitase a nuestra propia gente.

    - El Senado de Rodas os está agradecido, como ya os hicimos saber en su momento. Os venderemos los cereales al precio antiguo, el que tenían antes de la subida que dio lugar a la revuelta. Es sensiblemente inferior al precio actual… – el senador mira a sus interlocutores para valorar el efecto de sus palabras. Frente a él, los rostros de la reina Dido, de Acus y del Príncipe del Senado fenicio manifiestan desconfianza.

    - En nuestra tierra ninguna persona se toma en serio al comerciante que asegura vender, por tres monedas, un árbol que da como fruto el dinero – dice el Príncipe del Senado en tono de chanza – . Decidnos cuál es la contrapartida.

    - No pretendemos engañaros – se apresura a responder el senador rodio – y me disgusta que podáis siquiera pensarlo. Es un buen precio por un pequeño servicio: llevaros de Rodas a los atenienses.

    - Temo, noble señor, que estos días tan placenteros y provechosos que hemos pasado en tu ciudad no hayan servido para conocernos – interviene la reina –. ¿Crees que expondría a mi pueblo a los pensamientos corrosivos de un alborotador, sólo por ahorrarme dinero? Quieres librar a Rodas de un peligro vendiéndomelo a mí, ¡y me aseguras que es barato…!

    - Te ruego, noble señora, que no lo examines bajo esa luz. En realidad, te estamos pidiendo un favor.

    - A los favores no se les pone precio – responde Dido.

    - Tienes razón. Si me permites, me retiraré ahora para consultar con mis colegas y mañana a primera hora volveré. No obstante, te pido que consideres este asunto con benevolencia. En una nave, esos atenienses pueden hacer poco daño, mientras para nosotros el problema sería muy grave. Te hemos cedido a Igres para acompañarte y encontraremos alguna otra manera de favorecerte.
    ----

    ----
    La reina y sus consejeros están muy satisfechos, aunque tratan de no manifestarlo. ¡Se quedarán con los atenienses y su esclavo y además adquirirán los cereales más baratos! Al final, los rodios rebajarán el precio. Ha sido una buena operación. Apenas abandonan la nave los dos senadores rodios, la reina hace una seña a su hermana y a sus acompañantes para que se sienten junto a las mesas. Toda la atención se dirige ahora hacia Igres.


    Es un hombre joven aún y emana energía. La piel tostada contrasta con la claridad de su cabello, veteado de mechas rubias, que le cae sobre los hombros y la espalda. Lo sujeta con una cinta alrededor de la cabeza. Una túnica corta permite apreciar los músculos de sus piernas, de potencia inesperada. Las muchachas le dirigen miradas de aprobación. Les gusta. Su presencia hará más ameno el viaje y les compensará de la atención que deberán prestar a las lecciones de su pedagogo. Obedeciendo a la reina, se sientan a su alrededor y no evitan las risitas.

    - Quiero reiterarte la bienvenida, Igres – dice la reina –. Desde hace muchos meses buscamos un territorio donde asentarnos y fundar una ciudad. Nos has sido recomendado como el mejor conocedor de estas costas y, por tanto, quien con más acierto nos puede orientar.

    - Será un honor servirte, reina – el sonido de su voz, grave y armoniosa, despierta aún más admiración –. Y para hacerlo de la manera más satisfactoria necesitamos, ante todo, sinceridad. ¿Por qué no has elegido alguna de las playas próximas a ciudades fenicias, habitadas por gentes de vuestra propia sangre?

    - Hemos huído de Tiro – responde la reina, no sin dolor – y deseamos estar fuera de su alcance.

    - No hay muchos modos de conseguirlo – señala Igres – salvo que deseéis arriesgaros.

    - No será un riesgo mayor de cuantos hemos sufrido.

    - Entonces, señora, te daré mi opinión: vayamos hacia el oeste, donde no se aventuran los navegantes de tu nación por temor a los monstruos y las criaturas desconocidas. En dirección al punto donde comienza el mar entre las columnas de Hércules.

    Una exclamación se escapa de todas las gargantas al escuchar estas palabras. Todo el mundo sabe cuán peligroso es navegar hacia poniente. Ningún fenicio que se hubiera aventurado en el pasado ha regresado de allí. El silencio se abate sobre la nave, como si el mundo se hubiese detenido. De pronto se oye la voz de Anna:

    - “El principio será el fin” ha dicho el oráculo. Quizá se refería a esto. El principio del mar podría ser el fin de nuestro peregrinaje.

    - Acepto tu consejo, Igres – dice la reina – iremos hacia el oeste.


    *Sibila Pérsica. Museos Capitolinos.

    **Detalle de mosaico del suelo de la iglesia SS. Giovanni e Paolo. Roma

    ***Detalle de un sarcófago. Museo Termas de Diocleciano. Roma

    ****Detalle de relieve. Museos Capitolinos. Roma

    *****Detalle de mosaico del claustro de San Pablo Extramuros. Roma

    ******Busto de Antínoo. Museo Centrale Montemartino. Roma

    ******* y*******Detalle de pintura mural. Museos Vaticanos. Roma

    NOTA 1.- A fin de que puedan incorporarse nuevos lectores sin necesidad de leer todos los post precedentes, con éste terminanos la primera parte. Con el próximo post se iniciará la segunda parte, variando un poco el título general para evitar equívocos.

    NOTA 2.- Los nuevos lectores que deseen leer la historia desde el principio, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando, al final del post, en Etiqueta: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.

    NOTA 3:

  • LA JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina puede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...

    NOTA 4: Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
  • ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
  • ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
  • AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
  • AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
  • AMNERIS, la tejedora. (Paula)
  • ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
  • ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
  • ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
  • ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
  • BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
  • CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios. (Joaquín)
  • CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
  • CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
  • CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
  • CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
  • CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
  • COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
  • CRISEA, una vestal. (Krisish)
  • CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
  • DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
  • DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
  • DINCER, una bailarina oriental, de quien se enamoró el filósofo Filón. Abuela de Jacinta. (Ximena)
  • DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
  • EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
  • EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
  • ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
  • FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
  • GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
  • ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
  • IGRES, Un cartógrafo mestizo. (Sergi Bellver)
  • IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
  • ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
  • JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón y la bailarina Dincer. (Ontokita)
  • JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
  • JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
    KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
  • KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
  • MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
  • MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
  • MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
  • NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
  • NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
  • NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
  • NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
  • NISMACIL, guerrera oriental. (Aurefaire)
  • NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
  • PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
  • PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
  • PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
  • PITONISA de un oráculo. (Badanita)
  • PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
  • SALMA, Esclava oriental, empleada en el alfar de Jacinta. (Gloria de Ojos de miel)
  • SAO, una ninfa. (Irene)
  • SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
  • SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
  • SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
  • SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
  • TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
  • TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
  • ULA, amiga de Dido. (Ula)
  • UN GRANADO junto al templo de Juno en Cartago. (Goathemala)
    UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)
  • UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
  • UN MALO, malísimo. (El hippie viejo)
  • UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
  • UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
  • VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
  • XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
  • YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
  • ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)


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  • martes, marzo 13, 2007

    DIDO Y ENEAS (XIX).- Una predicción oracular.







    - ¿Te has dado cuenta, señora Imilce, que siempre que vienes a mi alfar tu ayudante Karo se las arregla para pasar al interior y echarle los tejos a mi esclava Salma? – dice Jacinta. Además de las tazas de infusión con las que siempre me obsequia, sobre la mesa del patio ha colocado varias vasijas y platos ya decorados para mostrármelos –. Y ella se azora y le tiembla tanto el pincel, que no saca una línea derecha… Mira este pato – dice acercándome una jarra y señalando la decoración del borde superior – ¡Cualquiera diría que acaban de darle un susto!

    - ¡O un buen trago de vino! El caso es que esas ondulaciones dan vida y movimiento al pato…– le respondo, riéndome.


    - ¿Sabes? Cuando enseñaba a Salma a decorar mis piezas, me asombraba la delicadeza de sus manos y la finura con que era capaz de sujetar el pincel. La observé mucho. Hay mucha gracilidad en sus movimientos…Te parecerá extraño, pero a veces me he preguntado si mi abuela sería así. Tanto ella como Salma procedían de oriente.

    - ¡Te aseguro que no se parecen en nada! – le respondo –. Quizá tuvieran en común los ojos rasgados y un cierto aire de misterio, pero nada más. Recuerdo muy bien a tu abuela. Nadie que la conociese podría olvidarla… Tu abuelo Filón se enamoró perdidamente de ella.

    - Ambos se adoraban. ¡Un filósofo y una bailarina! A quien se le diga… – añade Jacinta moviendo la cabeza, como si aún no acertara a creérselo –. Que un hombre ya mayor se volviese loco por una jovencita es algo comprensible, pero ella…

    - No subestimes la capacidad de seducción de la inteligencia, querida niña. Las palabras son muy poderosas si se saben manejar… Tu abuela Dincer quedó por completo subyugada en cuanto Filón abrió la boca. Claro que la primera vez que se vieron él estaba vestido – añado sin poder ocultar una sonrisa – ¡No sé si hubiera conseguido el mismo resultado de haberse presentado aquel día desnudo …!

    Jacinta tiene una risa clara que estalla cristalina como el chorro de una fuente. Y es igual de diáfana. Está orgullosa de su ascendencia, le fascina la extravagancia de los amores de sus abuelos y, en cierto modo, en su trabajo se refleja la doble vertiente de su herencia: ningún otro ceramista consigue dar a sus piezas tanta racionalidad y, al mismo tiempo, una gracia tan alada.

    - Ahora que se acerca el invierno no bajaré a la playa con tanta frecuencia. Hace mucha humedad – le digo cuando ya nuestras risas se han calmado y nos hemos bebido la infusión –. Sabes que se nos unían allí el cordelero Kostas y el poeta troyano, Trailo. El poeta está de gira… Ahora Karo y yo trabajaremos bajo el granado que hay junto al templo de Juno. Es un lugar abrigado y le da el sol todo el día. Kostas vendrá y me gustaría que vinieses tú también siempre que puedas. Además, he convocado a Amneris, la tejedora.

    - Es viejísima, ¿no? – dice Jacinta. Me hago la sorda ante ese comentario.

    - En cuanto termine de contar la aventura de Rodas relataré por encima la de Chipre – le respondo –. Yo sí que tengo edad y no quisiera que los achaques o la muerte me impideran llegar hasta el final. Si lo consigo, ya completaré más adelante la historia de nuestro vagabundeo por el mar…

    - Tienes muy buen aspecto, señora Imilce, y una cabeza envidiable. ¡No me parece que vayas a morirte en breve…!

    - Nunca se sabe, Jacinta, qué jugarretas nos depara el destino. O los dioses. A mí no se me olvida que la diosa Juno traicionó a la reina, a pesar de que Dido le había encomendado la protección de esta ciudad antes siquiera de fundarla. Ese es uno de los hechos que considero necesario relatar.

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    La estancia en el puerto de Rodas está resultando muy grata. Los rodios han aceptado la presencia de los fenicios y sus numerosas naves y aprecian la posibilidad de negocio. En la nave de la reina Dido hay bastante movimiento: se suceden las conversaciones con proveedores y los más jóvenes van y vienen continuamente a tierra. Exploran los alrededores y organizan excursiones. En cuanto vuelvan a navegar, se incorporará a su nave Claudio Apollioni, el pedagogo, y la etapa de ocio habrá llegado a su fin.





    - ¿Sabéis qué me gustaría hacer? – dice Anna, la hermana de la reina Dido, mientras toman la colación matinal en la cubierta – Ir al templo de Apolo que está en construcción y consultar el oráculo.

    - Un oráculo no es una broma – responde Morgana, y como percibe algunas miradas burlonas, añade –. Yo adivino el porvenir, las alegrías, los riesgos y los peligros. También los conjuro o los potencio. La mía es una ciencia muy antigua. Sin embargo, el oráculo es una respuesta directa del dios. Y a un dios no se le preguntan tonterías.

    - ¿Porqué habría de ser una tontería la consulta de Anna? – pregunta Ula, siempre dispuesta a defender a la hermana menor de la reina.

    - Es casi una niña – interviene Diana – y verdaderamente no tiene nada importante que preguntar. Tiene razón Morgana.

    Se esgrimen diversos argumentos en la discusión y al fin la reina Dido, que estaba tratando sobre el aparejo de las naves con su timonel Amílcar y hasta el momento no les había prestado mucha atención, se acerca al grupo. La ponen al corriente de la discusión y la reina se queda pensativa.

    - Quizá Anna podría hacer una consulta en mi nombre.

    - ¡Claro que sí! Puedo preguntar por la nueva ciudad y por nosotras – dice Anna sin poder disimular su excitación. - ¡Dame permiso, hermana!

    Esa misma mañana Anna se purifica bañándose en el mar, se calza unas sandalias nuevas y se viste una túnica blanca. Sus amigas le han preparado una corona de flores y se adorna con ella la cabeza. En el mercado han adquirido un cordero blanco y en un zurrón de cuero llevan un trípode de oro para ofrecerlo al templo.

    Formando una comitiva con Anna delante y las demás mujeres con el cordero detrás, se dirigen al templo de Apolo. Se alza en un pequeño promontorio al cual se accede por un camino estrecho y zigzagueante, rodeado de matorrales que se agarran a las rocas. Cuatro columnas forman el pórtico y aún está en construcción el techo de madera. A esa hora no hay obreros, hace demasiado sol. Desde la entrada del templo la vista abarca la inmensa extensión del mar y, a los pies, las naves abrazadas por el puerto. No hay más ruido que el zumbido de los insectos y el de las túnicas de las mujeres al ser agitadas por la brisa. Un sacerdote les sale al encuentro. Acepta el obsequio de oro y el cordero, al cual sacrifica en un altar de piedra. Terminada esta ceremonia, indica a Anna que lo siga.

    Anna ha pensado cuidadosamente cómo formulará su pregunta y, aún así, tiembla como una hoja cuando, siguiendo al sacerdote, penetra en una cueva tallada en roca viva a pocos pasos del templo. Dentro, la oscuridad es casi absoluta y hace frío. A tientas descienden por unos toscos escalones hasta una gruta más honda. Allí, en un nicho que apenas se distingue pero parece áspero y profundo, se vislumbra la figura de la Pitonisa. Está sentada y flanqueada por unas cortinas. Nadie podría adivinar su edad: su rostro parece una máscara inexpresiva, sus cabellos una masa enmarañada. Un brasero con carbones ardientes a sus pies ilumina la penumbra con un fulgor rojizo y arroja sobre ella sombras siniestras. A un gesto del sacerdote, Anna realiza en voz alta su consulta.



    - ¿Conseguira la reina Dido de Tiro fundar una ciudad? ¿Será glorioso el destino de esa ciudad y el de la propia reina y su familia? - pregunta con firmeza.

    La Pitonisa arroja un puñado de polvo sobre el brasero. Al instante se eleva una masa de humo blanco y espeso y ella adelanta la cabeza, con los ojos cerrados, para inhalarlo. Su respiración se acelera y se torna jadeante. El aire de la cueva se enrarece. Tras unos minutos de espantoso silencio, retumba en la gruta una voz metálica y profunda, carente de entonación.

    "El principio será el fin. El fin llegará de la misma mano que el fin del principio. Hablarán los siglos. Una será humo y canto. Otra será agua y vino. "

    El sacerdote, para apartar de la vista de Anna a la Pitonisa, cierra las cortinas y todo se vuelve oscuro.




    *Hornos de pan. Pompeya.
    **Detalle de pintura mural. Pompeya.
    ***Detalle de una fuente en la Plaza Navona. Roma.
    ****Hojarasca en Pompeya.
    *****Detalle de la Fuente de las Ninfas. Plaza de la República. Roma.
    ******Detalle del Templo de Portunus. Roma.
    *******Detalle de relieve del Arco dei Argentarii. Roma.
    ********Detalle del interior del Templo de Mitra. Ostia.


    NOTA 1.- Los lectores que deseen leer la historia desde el principio, pueden obtener todos los capítulos seguidos marcando al final del post, en Etiquetas: Dido y Eneas. Salen en orden inverso.

    NOTA 2:
  • LA JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago ha comenzado ya a realizar los primeros preparativos para el gran banquete con que la reina recibirá al troyano Eneas. Quien quiera husmear por la cocina puede hacerlo ya, siempre sin meter el dedo en los platos...

    NOTA 3: Algunos amigos participan de esta historia con diversos personajes. Para facilitar la comprensión de cada post, se incluye la lista por orden alfabético de personajes. A continuación, entre paréntesis, están los nombres de los amigos bloggeros.
  • ACATES, amigo del alma de Eneas. (Eggy)
  • ACUS, hijo mayor del príncipe del Senado y Jefe de la expedición de Dido. (Acus)
  • AEMILIUS, director de las obras de la muralla de Cartago. (Unjubilado)
  • AMILCAR, timonel de la nave de Dido. (Edem)
  • AMNERIS, la tejedora. (Paula)
  • ANARKASIS, actor. (Anarkasis)
  • ANNA, hermana de la reina Dido. (Bethania)
  • ANQUISES, padre de Eneas. (Juan)
  • ASCANIO, hijo de Eneas. (Ferípula)
  • BARCE, nodriza de Siqueo, doncella y confidente de Dido. (Leodegundia)
  • CAIUS PERTINAX, un hombre de negocios. (Joaquín)
  • CALIBÁN, un personaje enigmático. (Gonzalo)
  • CARMINIS, pintora de éxito. (Carmen)
  • CIRENE, la viajera troyana, madre del poeta Trailo. (Lady Read)
  • CLAUDIO APOLLIONI , esclavo y pedagogo. (Juanmb)
  • CLOANTO, un troyano. (Rafael p.q.)
  • COPA DE ORO del padre de la reina Dido. (Tony)
  • CRISEA, una vestal. (Krisish)
  • CUPIDO , dios del amor, hijo de la diosa Venus y hermano de Eneas. (Lady Ice)
  • DADA, un personaje de oriente. (Ixchel)
  • DIANA, esposa de Acus y amiga de Dido. (Claullitriche)
  • DINCER, una bailarina oriental, de quien se enamoró el filósofo Filón. Abuela de Jacinta. (Ximena)
  • DEMETRIUS PEDER, un escultor griego. (Pru)
  • EL TIEMPO, el viento y el agua. (Manuel)
  • EOLO, dios de los vientos. (Gloria de Un cajón revuelto)
  • ESPÍRITU invisible, protector de la nave de Dido. (Cieloazzul)
  • FILÓN, un filósofo cínico, hermano de Xilón y abuelo de Jacinta. (Gregorio Luri)
  • GABRIEL, vigía de navío de la reina Dido.(Iralow)
  • ICARUS, lugarteniente y consejero de Eneas. (Javier)
  • IGRES, Un cartógrafo mestizo. (Sergi Bellver)
  • IRIS, mensajera de los dioses. (Fortunata)
  • ISKIAS , amazona, guardaespaldas de Dido y Anna. (Lady Zurikat)
  • JACINTA, artesana de vasijas de arcilla, nieta de filósofo Filón y la bailarina Dincer. (Ontokita)
  • JEFA DE COCINA del palacio de la reina Dido en Cartago. (Charo Marco)
  • JUNO, diosa esposa de Júpiter y protectora de Dido.(Gabu)
    KARO, escribiente de la señora Imilce. (Antonio Portela)
  • KOSTAS, cordelero amigo de Imilce. (Kostas h.)
  • MERCURIO, mensajero de los dioses. (Marelyt)
  • MOOK, perro de la reina Dido. (Movie)
  • MORGANA, una hechicera siria. (Morgana)
  • NÁUFRAGO, náufrago enamoradizo. (Tinta del corazón)
  • NAUSICAA, hija del rey de los feacios. (Nausicaa)
  • NEOPTOLEMO, hijo de Aquiles. (Aquiles)
  • NEPTUNO, dios de los mares. ( Antonia Romero)
  • NISMACIL, guerrera oriental. (Aurefaire)
  • NUERA DE la señora Imilce (Bettina perroni)
  • PALEMON, comerciante griego con productos de oriente. (Adrià Urpì)
  • PALINURO, piloto de la nave de Eneas. (Luis Rivera)
  • PAREPIDEMOS SAMOSATENSE, peregrino. (Charles de Batz)
  • PITONISA de un oráculo. (Badanita)
  • PRINCIPE DEL SENADO, Jefe del Senado de Tiro y luego de Cartago. (Angelusa)
  • SALMA, Esclava oriental, empleada en el alfar de Jacinta. (Gloria de Ojos de miel)
  • SAO, una ninfa. (Irene)
  • SEÑORA IMILCE, impulsora, narradora y corazón de esta historia. (Almena)
  • SERVULO, joven esclavo, copero de la reina Dido. (Felipe Servulo)
  • SIQUEO , sacerdote de Melqart y esposo de Dido. (Pedro (glup))
  • SIRIO, gato de Anna. (Sirio)
  • TEANO, matemática muy reputada. (Miriam g.)
  • TRAILO, poeta troyano e hijo de Cirene la viajera, narrador de parte de esta historia. (Grimalkin el bardo)
  • ULA, amiga de Dido. (Ula)
  • UN GRANADO junto al templo de Juno en Cartago. (Goathemala)
  • UN CANGREJO en cualquier playa. (Cangrejo sedentario)

  • UN GRAN MATORRALaromático a la entrada de una cueva. (Rosa Silverio)
  • UN MALO, malísimo. (El hippie viejo)
  • UNA PIEL DE TORO. (Carlos a. gamboa)
  • UTYKE, sobrina del sacerdote de Hércules. (Nina)
  • VENUS, diosa del amor, madre de Cupido y Eneas. (Elisa de Cremona)
  • XILÓN, maestro griego, hermano de Filón y cronista de la familia de la reina Dido. (Fernando Sarriá)
  • YARBAS, rey pretendiente de Dido. (Kurtz)
  • ZOE, prostituta con vocación de libertad. (Zoe favole)

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