jueves, agosto 07, 2008

CIUDADANO ROMANO


ROMA, CONCÉDEME.

"Roma, concédeme tu luz perpetua. La discreta dulzura de quienes alumbraron los balcones de tus palacios. Roma, aléjame de la penumbra que se detuvo ante tu rincón de mármol. Dame una extensión abierta y soleada como una plaza tuya, y en cuyo centro brille sereno el diamante de una fuente. No quiero aplazar mi claridad ahora que te he visto. Concédeme la elegancia blanca con la que encandilar algún valle de pardos. Dame, Roma, el jazmín expuesto de tu roca que germine por fin en los arriates de mi camino. Ciudad de los encendidos, no me dejes caer en la sombra mediocre de los que negaron tu proyecto dorado."

ANTONIO PORTELA.- "Ciudadano romano".

NOTA: Queridos amigos, os dejo durante unas semanas en compañía de este texto que, confieso, hubiera querido escribir yo. Su autor, Antonio Portela, es un joven poeta andaluz, amigo entrañable e inolvidable de correrías por Roma, donde tuve el gusto de conocerlo y adoptarlo simbólicamente como "mio figlio romano". Este libro suyo, en el que recoge un delicioso diario de su estancia en Roma, está publicado en la colección Troquel de El gaviero y puede adquirirse a través de internet.

* Foro romano al amanecer. Roma. Fotografía de Rafael Lillo.

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martes, agosto 05, 2008

UN DIOS EN EL GIANICOLO



Evandro lleva a Eneas a la colina del Capitolio y desde allí le muestra los parajes de alrededor de lo que será la futura Roma. En este fragmento, le señala la colina del Gianicolo:


“Esta selva que ves – le dice Evandro –,
este collado de frondosa cumbre,
no se sabe qué dios, pero un dios la habita."

VIRGILIO.- "La Eneida" Libro VIII

NOTA: Queridos amigos, os pido disculpas por no visitaros con la asiduidad habitual, estoy de vacaciones y mi acceso a Internet es limitado. Gracias por vuestra comprensión. Besos a todos.

* Vista del Gianicolo. Al fondo asoman el campanario de San Pietro in Montorio y la Real Academia de España (torres y edificio amarillos), vista desde el ponte Sixto. Doy fe de que allí habita por lo menos un dios.

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viernes, agosto 01, 2008

EXPOLIO EN EL SIGLO X

“Por aquel entonces, abundaban todavía las construcciones precedentes de la antigüedad. La mayoría de los arcos de triunfo, pórticos, teatros, termas y templos se levantaban todavía como espléndidas ruinas, mostrando a la generación viviente a cada paso la grandeza del pasado y la pequeñez del presente. Este carácter antiguo, que dominó la ciudad de Roma a lo largo de toda la Edad Media, explica muchos de los fenómenos históricos de esta época. Desde Totila ningún enemigo había hecho daño a la ciudad de Roma; pero ni los emperadores ni los papas cuidaban ya de proteger los monumentos. El mismo Carlomagno había trasladado columnas y esculturas de Roma a Aquisgrán, y los papas, que al principio consideraban los grandes monumentos de la ciudad como propiedad del estado, pronto dejaron de tener ganas, tiempo o fuerza para velar por su conservación. La ciudad convirtióse en fácil botín de sus habitantes; los sacerdotes cargaban con mármoles y columnas para sus iglesias, la nobleza y el clero levantaban sus torres sobre inapreciables monumentos de la antigüedad, los artesanos montaban en las termas o en el circo sus talleres y sus industrias, sus forjas, sus cordelerías y sus telares. Los pescadores del Tíber bajo los puentes o el carnicero y el panadero instalados en el Teatro de Marcelo ofrecían sus mercancías sobre planchas de mármol que en otro tiempo sirvieron tal vez de asiento en el teatro o en el circo a los dueños y señores del mundo, a un Julio César, a un Marco Antonio o a un Augusto, a los cónsules y senadores de la Roma soberana. Los sarcófagos de los héroes andaban por el suelo, convertidos en abrevaderos para el ganado, en tinas para lavar o en dornajos de cerdos, como ocurre todavía hoy.


(…) el sentido para comprender y gozar las obras de arte había desaparecido a tal punto, que ningún escritor de la época dice una palabra acerca de ellas. En cuanto a los romanos, las consideraban simplemente como materiales útiles. La ciudad de Roma era, desde hacía ya varios siglos, como un inmenso horno de cal en el que se echaban los más bellos mármoles para convertirlos en materiales de construcción; (…) Los romanos se pasaron, pues, varios siglos saqueando y destruyendo las riquezas de la Roma antigua, desmantelándolas, pulverizándolas, quemándolas, sin conseguir nunca acabar con ellas.”


FERDINAND GREGOROVIUS.- “La cultura en la ciudad de Roma en el siglo X”

*Columnas del templo de Antonio y Faustina en el Foro romano. Un poco más abajo de los capiteles, se ven las ranuras que se hicieron en el fuste de las columnas para colocar las cuerdas con las que tirar y derribarlas. Afortunadamente, las de este templo resistieron... Esta imagen se puede aumentar de tamaño. Roma.

**Grabado de 1575 en el que se ve el Teatro de Marcelo y, en la hilera de arcos a ras de calle, las tiendas que había instaladas allí. En la parte superior, la construcción añadida de un palacio, que todavía se conserva hoy. Roma.

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