viernes, mayo 29, 2009

CORINA SE RINDE AL AMOR


Así que esta turbación, el reírme sin motivo y entristecerme de repente; la desazón que se ha instalado en mi pecho y lo oprime y lo expande a su capricho; las noches en vela, el cosquilleo de mi vientre, el deseo irrefrenable de cruzarme en el foro con mi amado; el leer a escondidas sus versos y soñar que los ha escrito para mí; todo eso, según dicen mis amigas, es señal inequívoca de que he sido objeto de tu ataque, niño Cupido.

Bienvenido sea tu dardo untado de inquietud y miel. ¡Temí que tus flechas no me alcanzaran nunca! Has liberado a mi corazón de todas las leyes humanas que lo sujetaban y a partir de ahora sólo a las tuyas se someterá. ¿Y qué, si luego, como dicen, tus flechas tornan la dulzura en hiel ? Nadie dirá que Corina ha muerto sin haber probado el sabor de la vida.


NOTA: Esta es la “respuesta” de Corina a las palabras de Ovidio. Como recordaréis, hay un pequeña serie, etiquetada en la columna de la derecha como “Ovidio y Corina” en la que he ido seleccionando textos de Ovidio de su obra “Amores” y he construido un texto sobre el mismo asunto o episodio para dar voz a Corina. Espero que os guste.


*Cupido. Pintura de Ignacio Pinazo en el Palacio de las Cortes. Valencia.

**Detalle del Triunfo de Galatea. Villa Farnesina. Rafael.

miércoles, mayo 27, 2009

OVIDIO SE DECLARA ESCLAVO DE CUPIDO


El Amor trata con más aspereza y mayor ferocidad a aquellos que se le resisten que a los que se confiesan esclavos suyos. Así que yo lo reconozco: soy, Cupido, tu reciente presa. Ofrezco mis manos vencidas a tu jurisdicción. No hay necesidad de guerra, te pido la paz y el perdón; no supondrá para ti gloria alguna, desarmado como estoy, el haberme vencido con tus armas.

OVIDIO.- “Amores”
Traducción de Vicente Cristóbal López

* Cupido. Museos Capitolinos. Roma. Foto: Paco Hernández.

** Cupidos jugando. Logias de Rafael. Roma.

lunes, mayo 25, 2009

STENDHAL Y EL TEMPLO DE JÚPITER OPTIMUS MÁXIMUS



1 de enero de 1828

(…) El templo de Júpiter estaba probablemente limitado al norte y al poniente por un precipicio (…) lo cual facilitaba su defensa. La fachada estaba formada por un pórtico de tres hileras de columnas, reinaba sobre los otros tres lados y servía de abrigo contra los ardores del sol y contra la lluvia (…)


En este templo, centro de la religión y la grandeza de los romanos, los generales vencedores venían a ofrecer un sacrificio en acción de gracias por sus victorias. Eso era el triunfo, ceremonia que creó la emulación entre los patricios e impidió que estos aristócratas cayeran en el letargo (…). El triunfo introducía hábilmente en el gobierno de roma el gran elemento del gobierno representativo: la opinión pública.

El templo de Júpiter Optimus Maximus existía aún en su integridad en la época del emperador Honorio, en el año 400 de nuestra era. La iglesia de Roma tenía ya una larga sucesión de Papas. ¿Cuál había sido su política respecto del templo más venerado de Italia? Estilicón lo despojó de parte de sus ornamentos. Genserico, en 455, se llevó la mitad de las tejas de bronce dorado que lo cubrían. Sin embargo, el célebre templo existía aún en tiempos de Carlomagno, hacia el año 800. Pero en el siglo IX nos encontramos de súbito con que está totalmente arruinado. ¿Qué fuerza derrumbó tantas columnas? ¿Por qué razón no se quiso convertir, por medio de una ceremonia expiatoria, un templo pagano en iglesia cristiana? Era tal vez demasiado célebre y demasiado amado por los pueblos.

STENDHAL.- “Paseos por Roma”.
Traducción de Graziella Baravalle.

* Restos de los fundamentos del Templo de Júpiter Optimus Máximus en el Capitolio. Museos Capitolinos. Roma.
** Plano de localización del antiguo templo de Júpiter Optimus Máximus en la Roma actual. Museos Capitolinos. Roma.
***Rótulo de la Vía del Templo de Júpiter, el lugar por el que se accedía a la entrada del templo. Junto a la plaza del Campidoglio. Roma.

jueves, mayo 21, 2009

LA NODRIZA DE FAUSTA EN LA VÍSPERA DE LA MUERTE DEL EMPERADOR CONSTANTINO.



Los médicos entran y salen y vuelven a entrar. Uno de tus esclavos favoritos me ha mandado hace un rato a traer agua fresca. He obedecido con la docilidad y presteza de siempre y luego me he sentado ante el umbral de tu puerta a esperar.


Si yo fuera piadosa, rogaría a los dioses que el agua que he traído fuera un bálsamo para ti, que las gotas que tu esclavo te administra con tanto cuidado haciéndolas caer con la punta de un paño dentro de tu boca, te aliviaran. Pero ni seré compasiva contigo ni deseo que tu agonía sea breve.


Hueles. El hedor que desprendes atraviesa los cortinajes de púrpura que cierran tu cuarto, golpeándome en el rostro cada vez que alguien los descorre un poco para entrar o salir. Un olor pestilente que me agrada. Sí, aunque tus servidores frunzan la nariz y contraigan sus caras por el asco, a mí me complace oler tu podredumbre; oír, aunque lleguen amortiguados, tus quejidos. Ojala se prolongue tu sufrimiento durante muchas horas y todo tu cuerpo se convierta en una llaga viva.


Y aún así, no pagarás lo que le hiciste a mi señora. ¡Ah, Constantino, emperador magnífico! Me da risa cuando te oigo llamar “el Grande”… Abomino de ti. Tu corazón apesta.


Así lo comprendieron los romanos, y por cierto que te lo hicieron saber. ¿Creías que no serían capaces de abuchearte, de decirte a gritos lo que pensaban de ti? Poco los valorabas si pensaste de ellos que pasarían por alto tus crímenes. Te dieron una lección, sí. Tú tan ufano, montado sobre tu carro de oro, ataviado con tu manto púrpura, enjoyado, rodeado de tus soldados con los escudos destellando bajo la luz del sol, brillante tú mismo como el astro solar. Esperabas las aclamaciones del pueblo, su rendido homenaje para celebrar tus diez años de gobierno. Y así de engreído iniciaste el desfile por la Vía Triunfal camino del Capitolio.


Y no fue precisamente alabanzas ni parabienes lo que te encontraste. El pueblo entero te gritaba: ¿Cómo es posible que un hombre asesine a su esposa y a su hijo sin ni siquiera celebrar un juicio? ¿Dónde está escrito que pueda matarse a las esposas? ¿Cuándo los romanos han hecho una cosa semejante? Te amargaron el desfile. Y no fuiste capaz ni siquiera de acabarlo. No pudiste soportar esos justos reproches.


Pero nadie puede volver a la vida a mi señora, a mi niña. Nadie puede hacer retroceder el tiempo para borrar tu condena cruel y su sufrimiento. Ella era joven, sí, y ardiente. Te fue infiel. ¿Y qué? También te había dado hijos, a quienes dejaste sin madre cuando aún se agarraban a su túnica para buscar protección o para mantenerse en pie. ¿Tuvo ella la culpa de que su hijastro, tu propio hijo Crisipo, pretendiera seducirla? Y si tú ordenaste matar a tu hijo sin compasión, sin escucharlo, sin atender a nadie ni a nada ¿también fue culpa de Fausta? ¿Tenía ella que pagar tus yerros?


Pero un hombre despiadado, un asesino como tú no podía quedar contento sólo con matar a su propio hijo. Te dejaste envenenar por las lenguas de víbora y creíste a pies juntillas otra patraña: que había sido Fausta, mi señora Fausta, quien había tratado de seducir a tu hijo y había fallado en su pretensión.


Ojala te mueras muy despacio. Que la fiebre haga arder tu cuerpo entero, que te falte el aire, que te desgarres el pecho tratando de respirar, que la cabeza te estalle de desesperación, que no haya tregua ni alivio para ti. Más grande aún fue el sufrimiento de mi pobre Fausta, encerrada en los baños y quemada viva por el vapor ardiente.


Yo esperaré aquí, junto al umbral de tu cuarto, deseando que tus gemidos oculten los gritos desgarradores de Fausta que aún atormentan mi memoria. Apestas, Constantino, apestas. Por dentro y por fuera.


NOTA: Este es un post bastante duro, como habéis visto. Los hechos narrados respecto al asesinato de su hijo y de su propia esposa por emperador Constantino el Grande (272 – 337), así como el episodio de su desfile y rechazo en Roma son verídicos. Las razones de esos asesinatos no quedaron muy claras, hay versiones distintas. Las palabras de la nodriza de Fausta hemos de tomarlas, obviamente, como una declaración de parte interesada. En cualquier caso, sólo he pretendido dejar constancia del asesinato y del rechazo que suscitó en los romanos. De hecho, después de ese episodio, ocurrido en el año 326, Constantino no volvió jamás a Roma. Constantino trasladó la capital del imperio a la antigua Bizancio, a la que se denominó “Constantinopla” en su honor. Murió el 22 de mayo del año 337 en Ancycrona, ubicada en la actual Turquía.


* Pie colosal de una estatua de Constantino. Museos Capitolinos. Roma.

**Cabeza colosal de una estatua de Constantino. Museos Capitolinos. Roma.

***Detalle de escultura femenina, Venus Esquilina, quizá retrato de Cleopatra. Museos Capitolinos. Roma.

****Cabeza colosal de una estatua de Constantino en bronce. Museos Capitolinos. Roma.

***** Detalle de un relieve con figura femenina. Museos Capitolinos. Roma.

lunes, mayo 18, 2009

INVOCACIÓN AL DIOS DEL DINERO


Escuchado en la fuente de Mercurio que está junto a la Porta Capena, a un conocido mercader de Roma mientras con una rama de laurel que había mojado en la fuente, se rociaba con agua la cabeza. Esto fue el día de los idus de mayo, cuando los mercaderes se purificaban y celebraban a Mercurio, su dios protector.
Dame, Mercurio, la gracia de tus palabras con toda su capacidad de seducción. Que ninguno de mis clientes pueda vislumbrar tras ellas el engaño ni sospeche que pretendo venderle cosas inútiles. Inspírame. Hazme partícipe de tu sagacidad en los negocios y aumenta sin límites mis beneficios. Confío en ti para que hagas afluir a mi mente las ideas más ingeniosas, las repuestas más peregrinas, pues he comprobado que cuanto más absurdas son las razones y los argumentos que utilizo para que alguien compre mis mercancías, mejor las vendo. Mantén a raya a los maestros, de lo ruego, y haz que los muchachos renieguen de ir a la escuela. ¡No hay mejor cliente que el ignorante, ni nadie más fácil de contentar!

Todas las mentiras que he dicho en el pasado jurando que eran ciertas y poniéndote a ti por testigo, olvídalas, por favor. Un dios tan astuto como tú, bien comprende que la verdad vende poco. Y tanto a ti como a mí lo que nos interesa es llenarnos la bolsa de monedas de oro, y dejar que sean los tontos y los filósofos quienes pierdan el tiempo buscando la verdad. Necesito tu ayuda para renovar mis trucos, encontrar palabras engañosas que parezcan nuevas. En ti confío y deposito mi porvenir, poderoso Mercurio, señor de todas las añagazas, emperador del mundo.



NOTA: Los idus de mayo era el día 15 de ese mes. Ovidio nos recuerda que en esa fecha los mercaderes se purificaban, tomaban agua de esa fuente y con un ramo de laurel salpicaban sus mercancías y a sí mismos. Aunque pueda pareceros raro, las palabras que pone Ovidio en boca de un mercader son, en lo fundamental, parecidas a éstas.


Por mi parte, está lejos de mi intención el ofender a las personas que se dedican al comercio, sino que he querido retratar de manera más genérica esa obsesión consumista que parece devorar a medio mundo y a aquellas personas desaprensivas que se aprovechan del sistema para medrar sin tasa.
* y ** Detalles de la escultura que representa al dios Mercurio en los Jardines de Monforte. Valencia.
*** Detalle de cactus carnosos. Terraza de Isabel Romana. Valencia.

jueves, mayo 14, 2009

EL RAPTO DE EUROPA


Ay, Europa, noble doncella. Te sentaste cándidamente sobre el lomo de un toro de apariencia mansa y él te separó de los tuyos para siempre. Apenas el animal penetró con sus patas en el agua, cuando tú ya intuiste que no podrías regresar a la orilla, cada vez más distante. Se marchitaron de pronto las guirnaldas que adornaban su testuz y bajo ellas reapareció la naturaleza de la bestia. Qué paradoja: hubiste de agarrarte con fuerza a tu captor para no caer al agua, para no ahogarte en ese mar tuyo, ese mar nuestro testigo del abuso que se cometía contra ti.

Cuando arribásteis a la ribera a donde te conducía para poseerte, Júpiter se despojó de su disfraz de toro y se manifestó ante ti con todo su esplendor divino. Y tú, virgen ingenua, le temiste más que cuando parecía un toro manso.

Luego, Júpiter premió al toro de cuya apariencia se había valido para raptarte, colocándolo en el cielo, entre las estrellas. Y a ti te dejó preñada flotando sobre el mar, extensa, varia, hermosa, para que muchos pueblos pudiéramos llamarte patria.


NOTA 1: Ovidio, en su obra “Fastos”, señalaba el día 14 de mayo como aquel en que se veía en el cielo la constelación de Tauro, el toro, y atribuye el origen del nombre al mito del rapto de Europa por Júpiter, bajo la apariencia de un toro. En su obra “Metamorfosis” relata este mito.

NOTA 2: Por mi parte, quiero animar a todos los amigos y lectores de este blog a que participen en las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán el próximo 7 de junio. Hemos de hacerlo si queremos construir una Europa sólida y solidaria. No nos la dejemos raptar…


* Detalle de la pintura "Rapto de Europa" de Boucher. Imagen tomanda de internet.
**Detalle de pintura preparatoria para el "Rapto de Europa" de P.P. Rubens. Imagen de internet
***Detalle de la constelación de Tauro, con Júpiter en el centro, el planeta más brillante. Imagen de internet.

domingo, mayo 10, 2009

CONTRA LOS MALOS ESPÍRITUS


Mi ama me había prevenido, según dice, pero el sol calentaba de manera tan agradable en el jardincillo de casa, que yo no había conseguido mantener los ojos abiertos y menos aún los oídos. Mi lomo, mis patas, mi rabito estaban tan deliciosamente relajados, que era imposible que pudiera prestar atención a sus palabras. De hecho, creo que su voz contribuyó, y mucho, a ese estado de beatífico bienestar. Recuerdo haber suspirado profundamente varias veces y, ¡caramba! ella debió darse cuenta de que una gata en esas condiciones no estaba en situación de atender ni de razonar.

Así que ¡menudo susto me he llevado esta madrugada! Dormía felizmente a los pies del lecho de mi ama, cuando me ha despertado una patada en el espinazo y un grito de la esclava Ruda. Ella ha fingido un traspié por haber tropezado conmigo y ha dicho cosas muy desagradables de mí, pero yo sé que lo ha hecho a propósito. Y que Jano me perdone, pero mi intención de año nuevo de tener buenos sentimientos hacia Ruda hace semanas que se desvaneció.

A toda prisa se ha levantado mi ama y, al verme con el lomo erizado y dispuesta al ataque, ha tratado de calmar mi inquietud.

- No es nada, no te alteres. ¿No recuerdas que te lo expliqué ayer? Debemos levantarnos para la ceremonia de los lemures. Ahora vamos a salir al peristilo –. Me ha levantado del suelo y estrechado contra su pecho, pero sólo un poquito, porque ya ha aprendido a no estrujarme.

Todos los habitantes de la casa estábamos reunidos allí, en silencio, entre los arbustos, cuando he visto llegar al amo. Iba descalzo y vestía una túnica corta. Y lo más llamativo para mí es que hacía un gesto muy grosero con la mano, y nadie se extrañaba. Se ha acercado a la fuentecilla que hay en el centro y se ha lavado las manos. No se oía ni una palabra y, salvo yo, ninguno debía ver mucho, porque era completamente de noche. Un esclavo se ha colocado a su lado llevando en las manos un cuenco lleno de habas negras. Y ambos se han dirigido al interior de la casa.

Yo no entendía tanto misterio y he maullado un poco, levantando la cabeza hacia la de mi ama.

- Chissssss – me ha dicho ella. Y entonces he oído al amo decir en voz bastante alta:

- “Tiro estas habas y por ellas me rescato a mí y a los míos” –. Lo ha repetido varias veces en distintos lugares de la casa, porque nosotros no nos movíamos del sitio, pero su voz venía de diferentes partes.

- Es un rito para alejar de nosotros a los espíritus de nuestros antepasados muertos que pudieran hacernos daño, los lemures. – me ha susurrado mi ama –. Ellos van recogiendo las habas que mi padre arroja hacia atrás, sin volverse, y así se marcharán y no nos causarán ningún trastorno.

En ese momento, el amo se ha dejado ver de nuevo, ha vuelto a lavarse las manos en la fuente y luego ha cogido un mortero de bronce y la maza que le ofrecía un esclavo. Los ha levantado, y ha empezado a golpear el mortero con la maza. Me ha dado un escalofrío, porque el sonido me parecía muy fúnebre.

- “¡Manes de mis antepasados, salid de aquí!” – decía cada vez que golpeaba el mortero. Y cuando ha terminado de hacerlo nueve veces, ha mirado por encima de su hombro y ha verificado que los lemures, que debían haberlo seguido a sus espaldas durante toda la ceremonia, habían desaparecido.

- Podemos ir de nuevo a dormir – me ha dicho entonces mi ama. – Ahora estamos protegidos de los malos espíritus…

Ella se ha dormido en un instante, pero a mí me ha costado mucho conciliar el sueño. Saber que he podido tener cerca espíritus malignos sin enterarme no me hace mucha gracia, aunque en todo este tiempo yo no había intuido ningún peligro. Pero debe ser cierto, porque esta mañana he buscado con mucha atención las habas y no he hallado ni una…



NOTA: La fiesta de las Lemuria se celebraban los días 9, 11 y 13 de mayo. La ceremonia que he descrito era el rito para ahuyentar a esos espíritus de los muertos, los lemures, y la realizaba el cabeza de familia a media noche. Nueve veces arrojaba las habas por encima de su hombro, sin volverse, recorriendo la casa y pronunciando la fórmula descrita. Se suponía que las sombras iban detrás de él recogiendo las habas. Y luego terminaba golpeando otras nueve veces un objeto de bronce y pronunciando la fórmula también recogida en este texto. Conocemos esta ceremonia por Ovidio, pero nada se dice de los habitantes de la casa. Yo he supuesto que se levantarían y quedarían agrupados en un lugar mientras se desarrollaba el rito, de modo que esa parte es invención mía.

Gracias a mis amigos gatitos que han servido de modelo:

*Fotografía de un gato proporcionada por
Antiqva

** Miss Lizzie Crabb, la gatita de Alyxandria fotografiada por ella misma

***Karo, el gato de Krisih y Jacarma> fotografiada por ellos.



jueves, mayo 07, 2009

HELADOS DE GIOLITTI PARA EL CALOR

Texto de Antonio Portela



“Roma, 7 de mayo de 2005.


Los helados de Giolitti son los mejores del mundo. Siempre está abarrotada. Hace mucho calor en Roma. Calor de verdad. El helado es lo único que resulta barato en la opulencia romana. Existe un sabor que no se parece a ningún otro. Creo que se trata de nuestra leche merengada, pero no tiene nada que ver. Fior di latte, ése es el sabor de Roma. Alguien batió por primera vez el mármol de los foros y creó este helado blanco como el dintel sin estrenar del templo de Saturno en una tarde de mayo.”

ANTONIO PORTELA.- “Ciudadano romano”.- El Gaviero Ediciones.



*Vista del Foro Romano. El templo de Saturno es el de la derecha, con 8 columnas. Roma. Foto: Rafa Lillo.

**Una flor en la terraza de Isabel romana. Valencia.

lunes, mayo 04, 2009

AUGUSTO DEDICA EL TEATRO MARCELO


¿Diez años han pasado ya? ¡Diez años…! Y aún me parece que en cualquier momento Marcelo va a asomarse por esa puerta y preguntar por su madre. ¡Qué lástima…! No es justo que la muerte se lleve a los jóvenes cuando abundan las viejas como yo… Claro que a veces las Parcas reciben ayuda. ¡Ay, qué digo! Quieran los dioses sellar mis labios y no permitir que de ellos salgan palabras imprudentes. ¡Buena se armaría si alguien me oyese…! Ya tuvimos bastante drama cuando el pobre Marcelo murió. Y no digo ya por su muerte que, claro está, nos dolió tanto, sino por el empecinamiento de mi señora Octavia en acusar a su cuñada Livia de haberlo envenenado. Bueno, la misma Livia no, su médico, pero sin duda instigado por ella. Y es comprensible la locura de Octavia, porque ¿qué madre no se hubiera desesperado y gritado y rasgado las vestiduras si su hijo de diecinueve años, más fuerte que un roble y bello como el mismo sol se le hubiera muerto de la noche a la mañana? Un joven tan brillante... Aún se recuerda en Roma los magníficos juegos que había celebrado aquel mismo año, por todo lo alto, sin preocuparse de cuánto dinero se gastaba… Daba gusto verlos a él y a su esposa Julia, hacían muy buena pareja, tan jóvenes, tan guapos ambos, siempre alegres. Me pregunto cómo habrían sido sus hijos si les hubiera dado tiempo a concebirlos… Guapos, muy guapos. Y muy afortunados, porque no hay en todo el imperio una familia que ocupe un lugar más alto ni con mayor poder.

Así que ¡diez años ya..! Y mi pobre señora Octavia que no se recupera del disgusto. No le consuelan los nietos ni la apartan de su pena las demás alegrías y pesares, que de todo ha habido en estos años. Y no sé si ha sido buena idea que su hermano Augusto haya decidido dedicar el teatro a la memoria de Marcelo, no sé… Me huelo que lo ha hecho para resarcir a Octavia, para hacerle abandonar la idea de que hubiera sido Livia la culpable de la muerte de Marcelo. ¡Como si eso fuera posible…! Como si mi ama no tuviera a Livia atragantada, como si nadie supiera que la ambición de esa mujer no tiene límites, como si alguien ignorase que Livia aborrecía a Marcelo tanto como aborrece a su hijastra Julia.

Todo el mundo dice que Augusto es el amo de Roma. Y yo, que no soy más que una esclava ignorante, me digo muchas veces que sí, que Augusto será el amo de Roma y de todo lo que quieran, pero tiene una harpía por mujer y aún no se ha enterado… Mi ama sí, mi ama sabe que Livia es su enemiga. Y aunque esta tarde su querido hermano Augusto vaya a celebrar una gran ceremonia y dedicar el teatro de piedra a la memoria de Marcelo, su corazón de madre está destrozado y no se recompondrá. Perder un hijo a manos de alguien de la propia familia... No hay teatro, ni piedra, ni ciudad, ni palabras, ni homenajes que curen una herida así.



NOTA: El 4 de mayo del año 13 a.C. Augusto dedicó un magnífico teatro a la memoria de su sobrino y yerno Marcelo. La construcción del teatro la había iniciado Julio César y continuado Augusto, siendo inaugurado en el año 17 a.C. Ignoro los motivos por los que años después lo dedicó a la memoria de Marcelo, aunque puedo suponer que lo haría para conmemorar los 10 años de la muerte del joven, ocurrida en el 23 a.C. Augusto y su hermana Octavia estaban muy unidos y habían casado entre sí a sus respectivos hijos, Julia y Marcelo. Augusto había decidido convertir a Marcelo en su sucesor, algo que se truncó con la muerte prematura del joven. Octavia siempre creyó que Livia, la segunda esposa de Augusto, había mandado envenenar a Marcelo para despejar el camino a sus propios hijos, habidos en un matrimonio anterior. Desde luego, con crímenes o sin ellos, Livia consiguió su objetivo: su hijo Tiberio fue el emperador que sucedió en el trono a Augusto.


El teatro Marcelo tenía capacidad para unos 15.000 espectadores.


*Vista del Teatro Marcelo. Roma.

**Detalle de cabeza masculina. Museos Capitolinos. Roma.

***Detalle de retrato de Livia. Museo Arqueológico Nacional. Madrid.

****Detalle de trozos decorativos caidos junto al Teatro Marcelo. Roma.

viernes, mayo 01, 2009

EN EL CAMINO.- DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES

Yace aquí un muchacho de la aldea de Contu, situada al sur de la frontera de la provincia de África, muerto mientras se dirigía a Roma. Sus andrajos no le impedían reír a todas horas y jurar que se convertiría en el gladiador más famoso del imperio. Extendía los dedos de las manos para indicar a cuántas mujeres sería capaz de satisfacer en una sola noche y todos nos burlábamos de él, porque era flaco como un palo. Soñaba con conquistar el alma y el corazón de Roma. Sin embargo, ahora debemos dejarlo aquí, al borde del camino, sepultado bajo un montón de piedras, en una tumba sin nombre. Y yo, - ¡oh compañero de fatigas, amigo, hermano! –, yo debo continuar adelante, aún sabiendo que los imperios no tienen alma.


Dedicado a los inmigrantes que vienen a trabajar a los países ricos con la esperanza de construirse una vida mejor y en memoria de todos los que se dejaron la vida en el camino.

*Detalle de pintura mural. Museo Massimo alle Terme. Roma.
**Flores.