lunes, abril 27, 2009

INVITACIÓN A LA FIESTA DE FLORA


Ciudadanos, amigos, habitantes todos de la ciudad de Rómulo, ¡escuchadme! : preparad vuestro ánimo al regocijo y la dulzura, porque mañana empieza el festival en honor a Flora. No hay una diosa más amable ni más agradecida. ¿Qué doncella o qué muchacho no resplandece cuando se ciñe las sienes con los frutos de la diosa? Ah, ella es la campeona de la belleza y su mayor valedora, pues cada año hace brotar en nuestros jardines rojas anémonas, narcisos, rosas, violetas, la flor del azafrán y todas las demás que usáis para trenzar vuestras coronas y decorar las mesas de los banquetes en las calles. ¿Y qué nos pide ella a cambio? Flora no quiere oír hablar de sacrificios de animalillos, porque no ama la sangre ni la muerte es cosa suya. Por el contrario, le complace escuchar nuestras risas, el gracejo desenfadado de cuantos jóvenes y viejos se han excedido bebiendo vino y piden más; las voces de quienes cuentan historias divertidas y picantes, y gastan bromas y se resisten a volver a sus casas aun cuando las antorchas que, para prolongar la fiesta, iluminan las calles estén ya a punto de extinguirse.

¡Ea!, ahuyentad de vuestra frente las arrugas y las preocupaciones. ¡Que no vea Flora un solo rostro triste ni pueda pensar que no apreciamos sus regalos! Quedan desterradas de Roma las penas a partir de mañana y les está prohibido volver hasta que hayan trascurrido otros cinco días. Y vosotras, las que vendéis placeres – sea por poco o por mucho dinero –, preparaos para vuestro desfile sagrado. Que nunca el Circo Máximo haya visto antes de este año ondular y exponerse a la luz del sol tantos cuerpos desnudos para honrar a una diosa tan benévola.

Flora nos recuerda cuán bella y efímera es la vida y es un necio quien desoye su lección.




NOTA: Las "Floralia", fiestas en honor a la diosa Flora se celebraban entre el 28 de abril y el 3 de mayo. Se ponían mesas en la calle, se adornaban con guirnaldas y flores, se bebía vino y se festejaba a la diosa. Por la noche se encendían antorchas por la calle para prolongar la fiesta. Las prostitutas desfilaban desnudas en una especie de procesión sagrada. El templo de Flora estaba en las proximidades del Circo Máximo.

*Guirnalda de flores y frutas. Giovanni da Udine. Logias de Rafael. Roma.
**Detalle de relieve. Museo Massimo alle Terme. Roma.
***Detalle de pintura mural. Museo Massimo alle Terme. Roma.

jueves, abril 23, 2009

PROMESA DE AMOR ETERNO

A Soledad Sánchez M. y a Antonio Martín Ortíz



La luz del mediodía destellaba sobre las ondas del lago. De vez en cuando una perca se deslizaba cerca de la orilla y producía un leve chapoteo respondido por un coro de gorriones. No se veía ni un solo cuervo de los muchos que anidaban allí. Al menos, no los veía Baucis. Llevaba rato sentada al sol en el único poyo de madera que había junto a la puerta de su choza, con la espalda y la cabeza apoyadas en la pared. Cerró los ojos y aguzó el oído. A pocos pasos se oía el frotar de un manojo de ramas contra el suelo de mármol del templo de Júpiter. Ras… ras… ras... Un ruido lento, porque Filemón era tan viejo como ella y le quedaban pocas fuerzas. Eso era lo único que perturbaba la felicidad de Baucis: pensar que pronto la muerte los separaría. Una idea casi insoportable para quienes se amaban intensamente desde hacía más de seis décadas.

- Sé lo que estás pensando – dijo Filemón, sentándose al lado suyo. Baucis ladeó graciosamente la cabeza para apoyarla en la de él e hizo un gesto de asentimiento.

- ¿Se acordará Júpiter de cumplir la promesa que nos hizo? – respondió. – Somos tan insignificantes… Me da miedo que la haya olvidado. O que, sin darnos cuenta, lo hayamos ofendido y ahora no la quiera cumplir. Ya viste lo severo que fue al castigar a nuestros vecinos. Y espero que no se irrite si llegan a sus oídos mis palabras.

- Vamos, vamos, Baucis, no pienses eso. Y además, no es asunto de los mortales el juzgar a los dioses. Y menos aún nosotros, que hemos sido tan favorecidos por ellos. Aunque a decir verdad, ¿qué ser, divino o humano, no hubiera premiado tu generosidad y tu dulzura?

- No me des méritos que no me corresponden, Filemón – protestó Baucis con una sonrisa – porque fuiste tú quien trajiste a nuestra choza a aquellos dos desconocidos. ¡Qué pena daban…! Parecían aún más pobres que nosotros ¿te acuerdas? con los vestidos raídos, los pies en carne viva y aquellas caras de hambre…

- Y de desesperación, pobrecillos. Imagínate, ir casa por casa pidiendo ayuda y que nadie les brindase ni un poco de agua… – añadió Filemón.

- Apenas los hiciste entrar, me dejaste con ellos y te fuiste corriendo al huerto a traer nabos y lechugas. ¡Cada vez que pienso que estuve a solas durante un buen rato con el mismísimo Júpiter y con Mercurio, me entran temblores…! De haberlo sabido cuando cruzaron el umbral, creo que me hubiera desmayado.

Filemón le pasó el brazo por los hombros y la apretó suavemente.

- ¿Sabes, querida esposa, que somos los mortales más afortunados? Más pobres que las ratas y más dichosos que nadie a quien hayamos conocido jamás. Amarte y ser tu esposo es lo más maravilloso de mi vida. Sí, hemos tenido mucha suerte.

- Y después de nosotros, quien más suerte tuvo fue la oca – dijo Baucis dando golpecitos con el índice en el pecho de Filemón, que no pudo reprimir la risa. Le embelesaban las bromas y el buen humor de ella.– ¡Yo toda apurada tratando de sacarla de entre las piernas de los dioses, sin saber que eran dioses, para echarla al puchero, y ella escabulléndose de mí pero sin separarse ni un ápice de ellos! Ya lo creo que tuvo suerte. Cuando intercedieron por ella y me pidieron que no la sacrificase, recibió de los dioses el regaló de una vida larga. Porque claro, si el propio Júpiter había renunciado a comérsela, ¿cómo nos la íbamos a comer nosotros, aunque estuviéramos muertos de hambre? Debe ser la única oca en el mundo que murió de vieja.
Los ancianos rieron con ganas y luego callaron. No podían seguir bromeando al recordar lo que ocurrió después. Habían preparado a toda prisa la mesa con los pocos y pobres alimentos de que disponían y disfrutaron viendo con cuánta alegría y apetito los engullían los forasteros. Una vez terminada la comida, los invitados se dieron a conocer: no eran unos vagabundos como hacía creer su apariencia, sino los dioses Júpiter y Mercurio. Para Baucis y Filemón fue un momento terrible, porque al estupor que les produjo esa revelación se unió otra noticia que los dejó helados: Júpiter había decidido castigar a ese pueblo cruel que le había cerrado las puertas. Y así, sin darles tiempo a reaccionar, les pidió que lo siguieran y emprendieron una caminata para subir a un cerro. Al llegar a lo alto, hombres y dioses se detuvieron y se volvieron para mirar el valle que habían dejado atrás.


¡Qué dolor tan agudo sintieron al ver que el valle ya no existía y que aquella hondonada donde se levantaban las casas de sus vecinos, los campos de cultivo, los pastos y los corrales, había quedado sepultada por las aguas de un lago! La miserable choza en la que habían vivido hasta entonces se había transformado en un templo de mármol de altísimas columnas que se reflejaban en el agua transparente. Entonces, Júpiter los miró con ojos penetrantes y les manifestó su voluntad de premiarlos concediéndoles sus deseos. Baucis y Filemón se miraron y apenas cruzaron entre ellos unas palabras antes de dar su respuesta. Pidieron al padre Júpiter dos cosas: una, seguir viviendo allí y dedicarse al cuidado del templo; la otra, la más importante, morir los dos a la vez.

- ¿Crees que Júpiter cumplirá su palabra? – insistió Baucis. Su voz sonaba cansada.

- ¿Sabes de algún dios que haya dejado de cumplirla? – respondió su marido. – Hummmm… Tengo mucho sueño, querida mía. Barrer el templo me ha dejado exhausto.

- Y hace un calorcillo tan agradable … Dame la mano, Filemón.

Unieron sus manos arrugadas y entornaron los párpados. Los pliegues que surcaban sus rostros se hicieron más profundos y sus cuellos adquirieron un aspecto leñoso. Baucis abrió los ojos un momento. Los dedos que Filemón y ella tenían entrelazados habían empezado a crecer, se alargaban hacia el cielo cubriéndose de brotes y se multiplicaban en nuevas ramas. Vio que las orejas de su amado se volvían finas y puntiagudas como las hojas del roble. Quiso tocarse ella misma el rostro con la otra mano, pero no pudo moverla. Y al notar que sus pies echaban raíces y se enlazaban bajo la tierra con las raíces de Filemón, comprendió que Júpiter estaba cumpliendo su promesa.


NOTA 1: Este texto está inspirado en una fábula relatada por el poeta Ovidio en su obra Metamorfosis. De Antonio Martín Ortiz surgió la idea de hacer entre él, Soledad Sánchez M. y yo misma un trabajo conjunto, presentando el texto antiguo, una poesía y la recreación del mito mediante el texto actual que habéis leído. Así que podéis disfrutar del texto de Ovidio en el blog de Antonio Martín Ortíz, y del poema inspirado en esta misma historia en el blog de Soledad Sánchez M . Esperamos que lo disfrutéis.

NOTA 2: Antonio Martín Ortiz me informa que Ovidio utiliza para referirse al árbol la palabra “quercus”, que debería traducirse por “encina” y no por “roble”. Esta observación tiene más interés si cabe teniendo en cuenta que la encina era el árbol de Júpiter.


*Vista del lago de Villa Borghese, con el templo de Serapis. Roma.
**Detalle de escultura femenina. Museos Capitolinos. Roma.
***Detalle de cabeza masculina. Museos Capitolinos. Roma.
****El dios Mercurio. Jardines de Monforte. Valencia.
*****Detalle del “Moisés” de Miguel Ángel. Iglesia de San Pietro in Víncoli. Roma. Foto de Rafa Lillo.
****** y *******Detalles de dos robles, fotografías gentileza de nuestro amigo Pedro de
La tierra de los árboles

lunes, abril 20, 2009

ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE ROMA (2.762 años han pasado ya...)


Levántate, vamos. No es día para holgazanear. ¿Bebiste tanto anoche que no recuerdas que nuestro jefe Rómulo va a realizar los ritos propiciatorios para fundar la ciudad nueva? Y ahora que lo digo, ¿no te habían encargado a ti conducir hasta la colina a la vaca y al buey blancos que han de uncir al arado? ¡Mal empezamos si te olvidas de tus obligaciones! Ya no eres un esclavo al que hay que estar todo el tiempo dando órdenes, ¿sabes?, así que tendrás que comportarte como un hombre libre y ejercer tu propia responsabilidad. Eso es lo que Rómulo ha prometido a quienes vengan a formar parte de Roma, que todos serán libres y tendrán derechos, aunque sean esclavos fugitivos como tú. Así que, venga, lávate la cara en el río y ve corriendo a por los animales.


Y tú, Plotino, avisa a Remo para que venga aquí. Quiero que me ayude con los preparativos de la fiesta de la diosa Pales. La celebraremos apenas su hermano termine con la ceremonia del trazado de la muralla, así que hemos de dejarlo todo preparado, no vaya a ocurrir que luego no tengamos suficiente tiempo. No conviene desairar a una diosa de la que depende la protección de nuestras ovejas e incluso la protección de todos nosotros, los pastores. Cuando lo hayas avisado, ve tú mismo con tres o cuatro hombres a buscar hojas y ramas para adornar los rediles y ocúpate de que otros preparen coronas para colocar sobre los portillos de entrada. ¡Y no olvidéis coger laurel en abundancia, lo necesitaremos para las purificaciones!


Quieran los dioses sernos propicios y otorgarnos su protección, a nosotros y a Roma. Que puedan nuestros descendientes honrarnos como sus primeros habitantes, disfrutar de ella y engrandecerla. Que esa muralla cuyo surco va a trazar Rómulo, nos proteja para siempre de nuestros enemigos…



NOTA 1: Según la tradición, Roma fue fundada el 21 de abril del año 753 a.C. Su fundación se atribuye a los gemelos Rómulo y Remo, si bien fue Rómulo su primer rey. Este día, que en boca del pastor al que acabamos de oír se esperaba dichoso, terminó en tragedia.

En cuanto al rito de fundación de la ciudad, parece que se siguió el rito etrusco, consistente en trazar un surco para marcar el trazado de la muralla. Donde tenían que ponerse las puertas, se levantaba el arado del suelo. La muralla de Rómulo era cuadrada y se trazó sobre la colina llamada Palatino. De ella se han encontrado algunos restos arqueológicos.

Rómulo, Remo y sus seguidores eran pastores, de ahí la importancia que tenían todas las celebraciones religiosas de carácter pastoril: la de Pales – que coincidió con el día de la fundación –, la de Fauno, y otras. Por último, señalar que Rómulo creó un “asylum” en otra colina, la llamada del Capitolio, para acoger como ciudadanos a los esclavos que quisieran unírsele, prometiendo que quedarían bajo su protección. El “asylum” se hallaba donde en la actualidad está la plaza del Campidoglio.

NOTA 2.- Aunque me encantaría seguir el calendario de manera estricta, me es imposible. De ahí que haya adelantado un día el colgar este post. Hubiera sido mejor hacerlo el mismo día 21, pero…


*Loba Capitolina, con los gemelos Rómulo y Remo. Museos Capitolinos. Roma.

**Colina del Palatino. Las costrucciones cubiertas por un tejadillo ubicadas justo delante de un grupo de pinos, son los restos de las cabañas de Rómulo. La masa arbórea de detrás es la colina del Aventino. Roma.

***Restos de las cabañas de Rómulo. Las perforaciones en el suelo eran para colocar los postes de madera que sujetaban los techos de paja y las paredes. Colina del Palatino. Roma.

****Acceso a la plaza del Campidoglio, en el Capitolio. Donde ahora está la plaza, es donde puso Rómulo su "asylum". Roma.

jueves, abril 16, 2009

DECLARACIÓN DE AMOR PERVERSO

Poema de Antonio Manilla.




¿Es Roma grande?
No más que otras ciudades.

¿Es Roma antigua?
Como ella hay otras;
pero menos que Byblos,
Troya o Cartago.

Nombras lugares muertos.
Ella tampoco vive.

¿Es, al menos, hermosa?
Como una vieja dama,
cubierta por afeites,
llena de cicatrices.

Entonces, no lo entiendo.
- dijo ella -,
que buscaba respuesta
a mi pasión por Roma.

Muy simple, respondí:

Es la ciudad más cruel, pues pone
– eternidad, amor, belleza –
todo lo inalcanzable a nuestro alcance.


ANTONIO MANILLA.- “Momentos transversales”. XII Premio José de Espronceda de Poesía Ciudad de Almendralejo, 2007.- Editado por Pre-textos.


Después de que hayáis gozado de este maravilloso poema de Antonio Manilla, buen amigo y extraordinario poeta, amante irredento de Roma, creo que comprenderéis aún mejor que este blog cumpla ya 3 años y me siga produciendo alegría e ilusión a diario.

¡ TRES AÑOS YA…!


Gracias a todos cuantos pasáis por aquí y me ofrecéis vuestra amistad y apoyo. Como esas columnas del templo de Apolo Sosiano que están en la imagen, vosotros me sostenéis.

* Vista de Roma desde la colina del Gianicolo. Las ruinas que se ven justo delante de la masa de árboles, son los restos de los palacios imperiales. Roma. Foto: Rafa Lillo.
**Vista de Roma desde la colina del Gianicolo. La terraza que se ve en primer término y a la izquierda es de la Embajada de España ante la República Italiana. Roma. Foto: Rafa Lillo.
***Restos del templo de Apolo Sosiano. Roma. Foto: Rafa Lillo.


lunes, abril 13, 2009

MECENAS SE ASOMA A LA VIDA


Cilnia, querida hija, alégrate conmigo porque tengo una buena noticia que darte. Ya sé, ya sé que los dolores del parto te tienen postrada, pero es importante. Hace un momento, cuando salía de mi casa para venir a tu lado, me he encontrado por casualidad con el augur Ligurino, ya sabes, ese que es ciego y vive cerca de casa de tu hermana. Con las prisas por venir cuanto antes no lo había visto, pero él se ha interpuesto en mi camino obligándome a detenerme.

“Por mucho que corras, noble Nevia, tu nieto no nacerá antes”, me ha dicho. “Así que ¿será un varón?”, le he preguntado. ¿Y sabes qué me ha respondido?:

“Será un varón, sí, y muy superior a los demás. ¿Has visto alguna vez una de esas estrellas que arrastran tras de sí una cola destellante y hacen brillar a su paso otras estrellas? Así será. Y lo he visto también guiar un carro que se dirigía hacia lo más alto de la cúpula celeste, llevando un pasajero envuelto en luz. Dichosa tú, y tu hija y toda vuestra familia, porque ese niño que está a punto de nacer os honrará a todos y será a su vez honrado en los tiempos venideros.”

Veo que sonríes. Muy bien, hija mía. Ahora dame la mano y haz cuanto te diga Egle. No hay en el mundo una partera mejor. Y tú, Egle, pon en juego todo tu saber para que nazca bien la criatura, porque no todos los días se trae a la vida una estrella.


NOTA: Cayo Mecenas nació el 13 de abril del 70 a.C. en Arretium, la actual Arezzo (Italia) en el seno de una antigua familia de origen etrusco. A veces se le llama Cilnio por ser ese el nombre de su familia materna. Amigo de Augusto (que llegaría a ser el primer emperador) lo ayudó intensamente en su ascensión política, encargándose sobre todo de la labor propagandística. Su principal activo fue el proteger las artes, asumiendo el patronazgo de importantísimos poetas como Virgilio, Horacio y Propercio. Aún hoy en día a los protectores de las artes se les denomina “mecenas”. Legó a Augusto su maravillosa villa en Roma.

*Matrona de la Domus Baebia Saguntina. Sagunto. España.

**Sonajeros que solían regalar los romanos a los recién nacidos. Domus Baebia Saguntina. Sagunto. España.

lunes, abril 06, 2009

VIVID A LA MANERA GRIEGA…





Carta de Cecilia, en Sagunto, a su amiga Elia en Roma.

Debo decirte, Elia querida, que hoy he vivido una jornada deliciosa. ¡Cuánto hubiera deseado que estuvieses aquí! Te habría gustado ver a tu hermana menor haciendo los honores a la diosa Cibeles, pues ha participado en la pompa con la que se abren los juegos megalenses. y te aseguro que lo ha hecho con gran dignidad. Acompañaba a las matronas de la familia Baebia, nada menos… Yo no tenía planes de asistir, sabes que me siento mucho más cómoda retirada en mi villa del campo, pero ayer mismo vino Antilia a visitarme y juró que no se marcharía de mi casa hasta que accediera a acudir al teatro con ella. En su dramática opinión, si no asistía este año a las celebraciones de Cibeles me convertiría en la peor ciudadana romana de todo el imperio. Me alegro de haber cedido a sus presiones.


Poco antes de entrar, vi a las hijas de tu tío Elio Claudio. Creo que no las reconocerías de tanto como han crecido. La mayor me pareció muy pensativa, dicen que es una joven muy inclinada al estudio, como yo. Y en cuanto a la pequeña, te aseguro que resultaba encantadora y tan bella como su madre. Ambas me saludaron muy afectuosamente. También encontré a nuestra amiga Plautilla y a muchos de nuestros conocidos y hablamos de ti.

Nuestro querido teatro - ¿recuerdas, cuántas veces hemos disfrutado juntas en él?- estaba precioso. Los ediles curules de este año lo han repristinado y te aseguro que no tiene nada que envidiar a otros que yo haya visto. Hacía años que no representaban la famosa Mostellaria de Plauto y eso aún atrajo a más público. Parece increíble, le decía yo a Antilia, cómo una obra que es ya tan antigua consigue hacer reír tanto al público. Y ella me decía que ver a un padre engañado y a un hijo despilfarrar su hacienda es un motivo eterno de chanza… sobre todo porque cada cual piensa – cándidamente – que no le va a ocurrir a él. Y, añado yo, porque a la plebe le encanta ver hacer el ridículo a los ricos potentados. Y, para serte sincera, a mí también.


Los actores eran buenos. Parece ser que venían de más allá de la frontera oriental pero, pese a ser bárbaros, hablaban un latín decente. ¡Cuántas veces pienso en la fortuna que tenemos al disfrutar de una lengua común en un territorio tan extenso! Pero bueno, no quiero desviarme del festejo. El público disfrutó mucho, alborotó mucho, sobre todo cuando la actriz que hacía el papel de la cortesana Filemacia se dejó ver casi desnuda y, como es costumbre, desde las gradas se increpaba a los actores según los gustos de cada cual. Nuestras viejas costumbres no se pierden…


Elia, querida amiga, ruego a los dioses que me concedan la dicha de compartir contigo estos juegos el próximo año, sea aquí en Sagunto, sea en tu Roma querida . Te echo mucho de menos y ayer, al terminar la función, pensé con nostalgia que con gusto olvidaría mis obligaciones durante un tiempo y me entregaría a vivir “a la manera griega” en compañía tuya. Aunque esté mal que lo desee una matrona...

Vale.




NOTA 1.- Los juegos megalenses se celebraban en honor de la diosa Cibeles. La imagen de la diosa era paseada por las calles de Roma montada en un carro tirado por leones e iba acompañada de timbales, flautas y tambores y gritos estridentes. Empezaban el 4 de abril y se prolongaban hasta el 10, en que concluían con una gran procesión con imágenes de dioses en el Circo Máximo después de haberse celebrado una carrera de caballos.

NOTA 2.- Plauto nació en la Romaña en el año 254 a.C.y murió en Roma en el 184 a.C. Si imaginamos que la carta que acabamos de leer pudo ser escrita en el siglo II d.C., la obra Mostellaria tendría ya en torno a los 400 años de antigüedad. De ahí que Cecilia diga que es una obra ya antigua.

* Vista parcial del teatro romano de Sagunto. Sagunto 2009

* *y ****Jovenes romanas participantes de los Ludi Saguntini. Sagunto, 2009

***Pompa de los juegos megalenses. Ediles curules. Sacerdotes Gallos. Mostellaria. Sagunto 2009.

*****y ss. Vendedoras a la entrada del teatro. Vistas del teatro. Grupo de la Universidad de Barcelona.

jueves, abril 02, 2009

PLAUTO EN SAGUNTO



“(…) Ahora, mientras quieras y puedas, bebe,

derrocha la hacienda,

corrompe al hijo del amo – un joven excelente –

bebed día y noche, vivid a la manera griega,

comprad a vuestras amadas, liberadlas, alimentad

parásitos, banquetead opíparamente (…)”


El viernes 3 de abril, en el teatro romano de Sagunto, tendremos el honor de asistir una comedia de Plauto, titulada Mostellaria, a la que pertenece el breve fragmento anterior. Para mayor emoción, se representará en latín y el público asistirá ataviado con indumentaria romana.

A quienes les apetezca conocer mejor este acontecimiento, leer la obra en latín, castellano o valenciano, saber cómo hacerse un traje romano, acertar a responder cuando el acomodador o el vendedor de chucherías les hable en latín, aprender la canción que se ha sacado del fragmento anterior, pueden venir a curiosear y disfrutar aquí


NOTA.- Mi orgullo de madre me incita a poner un enlace con un artículo escrito por mi hijo Alejandro Lillo. Quienes hayan conocido el dolor de la represión o sean sensibles a él, quienes piensen que el mundo necesita ser más humano, o quienes, sencillamente, quieran comprobar cómo el mundo clásico tiene todavía muchas lecciones que darnos, creo que se alegrarán de leer La actitud de Aquiles

*Entrada lateral al Teatro romano de Sagunto. Sagunto. España.
**Detalle de un relieve en el Teatro de Pompeyo. Roma.