miércoles, diciembre 21, 2016

ALMAS, PÁJAROS Y FRUTOS. Felices fiestas.



 ¿Conoces algo más puro que aire de la mañana? Al levantarme me gusta mirar el cielo, aunque sea pintado. Siempre veo almas – la del pintor, las de quienes miran–, pájaros y frutos.




 



Felices fiestas, queridos amigos, y que el nuevo año os sea propicio. 




jueves, diciembre 15, 2016

PERSEO Y ANDRÓMEDA en Valencia


Andrómeda, a la izquierda, encadenada a una roca. En el mar, un monstruo asoma la cabeza y la cola. En el aire, Perseo dispuesto a defenderla. He aquí una representación de Perseo y Andrómeda en el pavimento barroco del palacio de Valeriola, en Valencia. Así que Perseo no estaba tan lejos…


“Volaba ya Perseo sobre Etiopía cuando empezó a ver inundaciones y campos desolados. Distinguió luego una magnífica ciudad. En su playa, junto a una roca que penetraba en el mar, se congregaba una muchedumbre. Una figura blanca, quieta como una estatua, destacaba contra la grisura de la roca, a mitad de la escarpa. La curiosidad lo incitó a descender e ir más despacio. Su mirada no halló una dura piedra, como esperaba, sino a una bellísima joven de piel dorada y mórbida. Sus largos cabellos, alborotados por la brisa, lo mismo cubrían que destapaban la curva dulce de sus hombros y uno de sus senos, pues la túnica se le había deslizado por la parte izquierda. Aunque su recato le exigiera taparse, le sería imposible, ya que sus muñecas estaban amarradas por argollas. Toda ella emanaba juventud, pudor y belleza. Aunque no veía su rostro, pues la muchacha miraba hacia el suelo, el dios del amor, el divino Eros, aprisionó el corazón de Perseo con más fuerza que las cadenas que a ella la retenían. Quedó tan enamorado y se sumió en tal embeleso, que se le olvidó batir sus alas y a punto estuvo de precipitarse en el mar.

 Cuando Andrómeda, al oír el aleteo, levantó la cabeza para mirarlo, sus grandes ojos velados por las lágrimas, sus labios rosados y jugosos, acabaron de subyugar al muchacho. Ella se estremeció al ver aquel extraño pájaro y bajó la vista. Se posó, al fin, Perseo frente a ella y le preguntó quién era y por qué estaba encadenada. Trababa Andrómeda de ocultar el rostro, por vergüenza, mas la insistencia del joven y el temor a que la creyera culpable de algún horrible crimen, la obligó a responder. Tras explicar los motivos por los que debía satisfacer el apetito de un monstruo, añadió, sonrojándose aún más, que aunque estaba dispuesta al sacrificio por el bien de su patria, temía que el miedo, en el último instante, la incitara a huir. Esa era la razón de las cadenas. Mientras hablaba, se atrevió a mirar dos o tres veces al muchacho volador y también Eros hizo de ella su víctima, pues además de la apostura del joven y el encanto de sus rasgos, Andrómeda vio brillar el amor en sus ojos.” 


De mi novela “PERSEO Y LA MIRADA DE MEDUSA” 

Como sabéis, esta novela, dentro de la Colección de Mitología Gredos, estará en los quioscos de toda España a partir del 23 de diciembre.

  

















*Fotografía tomada de Internet. Gracias a Vicent Lerma, que me ha puesto sobre su pista.

miércoles, diciembre 14, 2016

PERSEO Y LA MIRADA DE MEDUSA

Coincidiendo con que mi blog ha superado 1.250.000 páginas vistas, tengo una nueva publicación, con el título que encabeza esta entrada. Gracias a todos los que con vuestras visitas apoyáis este blog y me animáis a continuar adelante. Para vosotros va dedicada esta primicia.

Así comienza mi nuevo libro, sobre el gran héroe Perseo, un mito novelado para la colección de mitología Gredos

"Los golpes de los martillos sobre las planchas de bronce retumbaban en los talleres del barrio de los herreros, junto a la puerta Nemea de la muralla de Argos. El viento del norte diseminaba el ruido sobre las apretadas casas de adobe, de color pajizo, que se apiñaban en torno al ágora,  se metía bajo sus pórticos y, colándose entre los tenderetes del mercado, ensordecía a los artesanos y campesinos que intercambiaban sus productos. Los más viejos movían con pesar la cabeza. Durante las últimas jornadas, ni de día ni de noche se disfrutaba de un solo instante de silencio en Argos.
Desde el porche del palacio real, en la ladera del monte Aspis, el rey Acrisio, imponente con su manto púrpura, contemplaba a sus pies el abigarrado caserío, la muralla y la extensa llanura argólica, salpicada de olivares, que se extendía por el sur hasta la orilla del mar y por el este hasta los montes erizados de picos que cerraban el horizonte. Se volvió hacia un consejero que lo interpelaba y, con el ceño fruncido y los ojos enardecidos por la furia, le respondió que tampoco ese día tenía tiempo de recibir al hijo del rey de Mégara, ni al enviado de Atenas, ni a ninguno de los andrajosos que venían a pedir favores o justicia. Que lo dejase en paz, dijo, mientras daba media vuelta y abandonaba el palacio a grandes zancadas. 
Seguido por su escolta, el monarca se internó en unos áridos campos colindantes, en la misma ladera, cuyo confín más alejado terminaba en un pequeño bosque. Habían talado los árboles del centro y, en su lugar, se construía un edificio de planta cuadrada en piedra caliza. Valoró los avances con ojo crítico y, disgustado, apremió al capataz. Bajó luego la colina y se acercó a los talleres de forja. Bajo los tejadillos de paja, los discípulos de Hefesto laminaban el sonoro metal a golpe de martillo antes de someterlo al fuego, por segunda vez, para aumentar su dureza. Les exigió laborar más deprisa, doblar el número de hombres, irreconocibles por el sudor y el tizne, que alimentaban las fraguas. Fue, después, a donde los carpinteros serraban los troncos y cumplían febrilmente su encargo de fabricar las puertas más gruesas y recias que hubieran existido jamás.”



NOTA: Formando parte de la "Colección de Mitología Gredos", este libro estará en los quioscos el próximo 20 de diciembre. Si os interesa, podeís encargarlo previamente a vuestro quiosquero habitual. Tened en cuenta que, al ser una colección, mi nombre no va en portada. ¡Recordad el título!


*Imagen tomada de internet en la pàgina de praxiteles. "Perseo con la cabeza de Medusa" de Benvenuto Cellini. Florencia.